jueves, enero 15, 2009

ENTRE LA OPINIÓN Y LA IMAGEN

En octubre de 2007, mi amiga Flavia Vecellio me había encargado para su portal "Vitrales XXI" una pequeña columna.
Yo le envié un humilde ensayo humóristico (más que ensayo, una torpe reflexión improvisada) sobre algo que estaba muy en auge por esos días: los informes sobre el consumo de paco.
Por una cuestión de espacio y de (buen) criterio del sitio, este informe no salió publicado nunca.
Hoy, viendo que los informes de la tv siguen siendo casi iguales (la desmesura de los jóvenes, sus hábitos y costumbres peligrosas), me pareció prudente publicar aquí esta observación sobre el consumo de drogas, su trato mediático y la influencia que tiene en el espectador (y opinador crónico) promedio.

ENTRE LA OPINIÓN Y LA IMAGEN

No hay que ser una persona extremadamente lúcida ni un estudioso para encender la televisión y notar el detalle: si uno quiere ver un programa periodístico deberá, antes que nada, prepararse para soportar interminables informes acerca de la decadencia social.
En algún momento fue algo novedoso; hoy ver un informe de esos da la misma impresión de estar viendo un capítulo de Mork y Mindy: es repetido, ya lo hemos visto, tal vez muchísimas veces, pero no podemos precisar dónde y cuándo.

Es que hay algo exasperante en estos retratos periodísticos: no importa qué programa elijamos, el informe es siempre el mismo.

Las estrellas de estas notas, últimamente, son los consumidores de paco. Hay una debilidad por parte de los productores de programas de investigación por reportear a jóvenes, con sus gorritas, a veces con la cara distorsionada, y pedirles que cuenten cómo funciona el paco, qué efectos sufren los consumidores de paco, a cuánto se compra el paco, como se arma, como se fuma...en fin, qué es el paco. En mi infancia era una colonia varonil.

Aquel que decida ver estos programas tendrá que acostumbrarse a ciertos datos que se dan como irrefutables: el paco se consigue donde sea, es muy fácil de adquirir y mata en tres meses.

Esa es la base para comprender no sólo a este residuo de cocaína, si no también, aparentemente, a todo el flagelo de la droga, los problemas sociales, el hambre, la decadencia política, la corrupción, la falta de ética, y si los apuramos un poco, la teoría de la relatividad podría ser perfectamente entendida con sólo conocer los tres pilares del paco.

Probablemente estos hechos sean verídicos ¿pero es necesario decirlo una y otra vez?

Por si el espectador no está satisfecho, y para eliminar cualquier duda acerca de la existencia de esta droga, se podrá ver (basta esperar algunos segundos) a algún muchacho consumiéndola.
Infiero que esto excede a aquella frase de “una imagen vale más que mil palabras”. Tampoco es la retórica de la imagen. Esto merece ser llamado “el eufemismo de la imagen redundante”.
La víctima de la adicción, deberá ser filmada para dejar en claro que es consumidor.
Yo espectador, no me quedo tranquilo hasta que veo a un chico fumando la droga. Si veo un informe de adictos quiero verlos en su máxima decadencia. Para no ver gente fumando paco me basta salir a la calle. ¡No señor! ¡Exijo verlos!

Hay algo en todo esto más curioso aún; el uso del paco (y ya de cualquier droga) viene a ser el marco de referencia para la decadencia de los jóvenes.
Sospechaba que algo nos ocultaban: el problema no es la falta de educación. No es un problema de política social, de contención, de trabajo, de padres ausentes o inoperantes ¡Era la droga! Por suerte la televisión nos lo muestra, porque si tuviéramos que esperar una respuesta oficial, podríamos esperar toda la vida (le recomiendo tomar asiento)
No falta la señora indignada (frecuente opinadora en la radio) que nos resalta que los muchachitos están drogados y por eso hacen lo que hacen. Andan en cosas raras.

En la vereda de enfrente, los niños bien que consumen éxtasis. Lo mezclan con alcohol, con otras drogas más livianas, con antidepresivos o con ketamina (sí, eso que duerme a los caballos). Obviamente que no son un riesgo profundo a la sociedad, ¡son de clase media! Son gente como uno.
Están preparados, son universitarios, por eso saben lo que hacen. Si son inteligentes, sabrán bien que la ketamina no se toma, pero en caso de hacerlo, por favor, no hacerlo en exceso; no vaya a ser cosa que se nos caiga muerto. Pero es improbable, porque están preparados intelectualmente, así que esto es sólo un recordatorio sobre algo que ellos ya saben bien.
¿Qué riesgo nos traen? Es verdad –dice la señora de la radio- se ponen un poquito violentos, pero no van a salir a robar, ni a matar por veinte pesos.
A lo sumo –digo yo- correrán una picada en autos carísimos y mataran a dos o tres. Pero no resulta gran cosa

Miro y miro...
Sigo viendo chicos en la calle. También veo a chicos en buenos autos.
Tal vez todo sea igual. Tal vez, siempre fue igual.

Me resulta extraño y paradójico (si el Universo permite tal cosa) que los jóvenes de menos recursos, adictos hasta la médula, violentos, con un pasado imposible, con un futuro improbable, sin mucha conciencia de la realidad (o tal vez mucha más de la que suponemos) sepan que el paco mata en tres meses.
Me resulta extraño y paradójico que los jóvenes con más recursos, con algún nivel adquisitivo, con la posibilidad de estudiar, no sepan que la ketamina o el éxtasis mata por su alto contenido tóxico (un anestésico de caballos no puede ser muy saludable). O tal vez sí lo saben, pero creen que pueden esquivar a la muerte, que tiene un poco más de experiencia en estas cosas, ya que trabaja de muerte desde el comienzo de la historia.

Claro que la droga es un mal terrible. Es quizás también una enfermedad. Pero no estoy seguro si podemos culpar a las víctimas. No sé si la decadencia se debe al consumo de estupefacientes o a que los chicos van a la escuela a comer y no a estudiar. Tal vez la droga no sea la causa, si no sólo una consecuencia.
No lo sé, pero algo sospecho.

Mientras tanto, sigo aquí, viendo un informe sobre el consumo del paco.

2 comentarios:

B dijo...

Falta de criterio el no publicar el informe. Esto es bueno, sabelo (parece una publicidad lo mío).
No hay nada que agregar, por eso no comenté, pero no merece tener "cero coments".

Flavia dijo...

No fue publicado el informe porque la que suscribe no sube ni lo que ella escribe... ¡Por falta de tiempo!
Qué es de su vida, señor Marcelo?