lunes, febrero 04, 2008

EL INFIERNO DE DIVAD

En algunas zonas orientales, los límites se pierden y se ganan todos los días. Cuando Divad murió, los territorios bajo su reino aun no estaban definidos. Vastísimos adeptos había logrado con su temeridad, aunque algunas crónicas lo muestran de un modo amable y bondadoso.
La sepultura se llevó a cabo con todo el rigor de los honores. La ceremonia duró una semana y lo lloraron miles, tal vez millones, de fieles. Entre las personas se escuchaba la súplica por su alma: pedían a Dios que lo tuviera a su derecha como un hijo fiel y servicial.
Sin embargo en el infierno todo se anticipó a cualquier pedido o súplica. En seguida muerto Divad, su alma fue llevada a los descensos. El Diablo pidió verlo. De hecho estaba esperando ese momento desde hace mucho. Tenía un encono personal con el rey. Mientras vivía planificó eternas horas la llegada de su enemigo. Años que en el infierno pueden ser minutos, pero tratándose de una espera, toda una vida puede ser mucho tiempo.
Apenas muerto, los ángeles del Cielo, encargados de su custodia, no pudieron ni siquiera encontrar rastros del rey; el alma fue llevada inmediatamente en el último suspiro del monarca. Sin entender la situación, Divad interrogó a los arcángeles infernales con prepotencia.

- ¿Cómo se atreven a llevarme así, que he predicado llevando a cabo la palabra de Dios con convicción?

- Justamente. Al Maligno le molestan los predicadores.- Contestó uno de los verdugos.

Durante su viaje fue tratado con dignidad. Se ordenó expresamente a los usurpadores que no se lo maltratara; sólo informarle su situación y avisarle que era llevado al infierno por pedido del Diablo.
El camino que separa el mundo de los vivos del infierno es enorme; se necesita caminar mucho para llegar.
Divad fue llevado hasta la puerta de entrada. Tal cual el mito, el calor en el camino es insoportable; sin embargo, acercándose uno a la puerta, la temperatura baja más que considerablemente: el hierro de las hojas está casi congelado. No se puede distinguir con precisión hasta dónde llega la altura del metal.
Un corredor central, lleno de espejos (espejos que Divad no había visto jamás), y también de un frío imposible, es la última escala al centro del Infierno; hay allí también espejos, y al fin, sí, calor y fuego de tortura.
Cuando el rey fue reportado en su llegada, se le dijo que el Diablo estaba ocupado y que se acercaría a conocerlo. Esto era una impostura actoral: el Diablo no veía la hora de encontrarse con el alma secuestrada, sólo quería hacerse esperar. Espiaba a su nuevo huésped desde lejos y sonreía. Había esperado demasiado ese encuentro.
Divad miró a su alrededor; pudo observar algunas almas en pena pasando casi en forma espectral. A lo lejos se escuchaban gritos de sufrimiento pero aun así el rey no se convencía ni de su situación personal ni de la situación de ese infierno improbable. Todo parecía muy temprano; no había evidencia alguna de siglos de castigo. Ese infierno se veía demasiado ornamentado con sus novedosos espejos y fantasmas carentes de cualquier poder de espanto.

- ¡Querido Divad!- Dijo el diablo acercándose sonriente a su víctima.

- ¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí?- Preguntó Divad enérgicamente.– ¡Yo no debo estar en este lugar ridículo! ¡Mi lugar es al lado de Dios!

- Veo que sigues tan fervoroso como siempre. Ni la muerte calma tus ansias. Desde la última vez que te vi, has reforzado esa convicción.- Sentenció Lucifer.

- ¡Jamás te he visto, estúpido! ¿No sabes quién soy? Te ordeno, escucha bien lo que digo, ¡ordeno! Que me subas al Reino.

- Divad, amigo...¿acaso no has aprendido nada? Esa sola orden podría condenarte al infierno por siempre.

- ¿Infierno? ¿Qué clase de infierno es éste? He visto en mis tierras lugares peores. Este lugar es una burla del infierno- Se ufanó Divad.

- Pues entonces, es culpa tuya.

- ¿Acaso estás loco?

- ¿Loco? Lo he estado tal vez durante todos estos años planeando este momento y he descuidado algunas tareas mientras pensaba en tu llegada. O loco la primera vez que me enfrenté a ti. Déjame presentarme, soy Taliog, rey absoluto del infierno y te hice traer para contarte una historia.- Dijo el diablo.


El rey lo miró fijo sin entender, sin saber de qué hablaba: “Sólo hay un diablo y ese no eres tú” dijo desafiándolo. Taliog se echó a reír muy fuerte:

- ¿No soy yo? ¡Imbécil! ¡Tú me inventaste!

- Yo no he inventado ningún demonio. Es una blasfemia. ¡Blasfemo! Dios te ejecutará con sabiduría. Podrás tener miedo a un demonio, pero no es inteligente el que no teme a la ira de Dios.

- ¿Tu amigo Dios, acaso te ha buscado? ¿Ha evitado este secuestro? No seas ingenuo. ¿Sabes? Alguna vez he escuchado sobre el infierno. Yo también he sido un hombre, pero luego que morí Dios me dijo que se disponía a perdonarme si me arrepentía de mis crímenes. No me pareció necesario. Noté que no existía el mencionado infierno del que nos habían hablado. Del que tu misma gente me habló. Y luego de mi muerte y de la salida del Paraíso, decidí construir este lugar sólo para verte aquí. No había ningún Diablo, tuve que asumir ese rol. He construido esto yo solo. ¿Tu dices que no da miedo? ¿Dices que esto es una burla del infierno original? Lamento decepcionarte, pero este es el único. Nada había antes, así que me basé en los relatos infames de las personas como tu. Claro que le he añadido algunas cosas un tanto más interesantes de lo que tu imaginación puede brindar. Opté por no usar torturas físicas...¿Ves esas almas en pena? Son pobres ilusos que piensan que algún día saldrán de aquí. Lo que les provoca el sufrimiento es creer en algo. Les decimos que Dios los ha abandonado, y que si logran méritos se irán. Así están todo el día, todo el tiempo: buscan lograr algo en un lugar donde nada se puede. Se esperanzan. Ser esperanzado en el infierno, es la garantía del sufrimiento. Los que gritan, entienden que estarán aquí por siempre y que esto recién ha empezado. Como innovación he agregado estos artefactos magníficos: se llaman espejos. Están por todas partes. Aun en la tierra de los vivos no hay, pero logran reflejar todo lo que sucede delante de ellos. Otro espléndido invento de Dios. Pero yo te voy a decir para qué son útiles: nos muestran las cosas desde un ángulo distinto. Parece que fuéramos iguales, pero no. Los espejos muestran cosas diferentes, y aunque quisiéramos escapar, aun así seguirían reflejando nuestra tristeza. Toda la desesperanza del miserable con sólo levantar los ojos. No alcanza con decirlo, es mejor mostrarlo. Este infierno podrá parecerte una burla, como has dicho, pero no es otra cosa que lo peor que podía sucederte. Estarás atrapado aquí, sabiendo que tal vez algún día en la eternidad esto termine; y saboreando la esperanza aniquilada al mirarte en los espejos. Creo que los griegos le llamarían a esto Satánicas Cosas Nuevas. Luego de morir me prometí que haría esto para vengar esa muerte tan humillante a la que me has confinado. La historia se ríe de mí y te glorificará, pero aquí, en el Infierno, pagarás por lo que hiciste en vida. Este Infierno es tu nueva mente, es tu nuevo cuerpo para ese alma vencedora. Aquí, gracias a los espejos, todo es como no debe ser, todo se ve diferente. Aquí te sucederá todo lo que no te debería suceder. Si fuiste mi verdugo en la Tierra, aquí yo seré el tuyo. Porque aquí, gracias a los espejos, todo es exactamente al revés, como tu vida ahora ya mía; como tu nombre; como el mío.

Divad se vio en el espejo consternado ante las palabras del Diablo, y vio que tal como decía éste, todo era al revés y la historia cambiaría para su desesperación. La esperanza de escapar se le hizo presente al entender que el Infierno contra el que luchó ahora era una realidad provocada por su atroz contrincante.
Taliog reía; Divad esperó que fuera un sueño. La revancha había llegado y no había allí salida alguna.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Este infierno que describís es tan simple como cruel.
Me gusta que no tenga la idea del infierno preconcebida, regida por una especie de ojo por ojo. Aca todo es más simple, y siguiendo la idea de a mayor precio mayor recompensa, con el mismo pretexto que tenemos cuando aún estamos vivos.

"Les decimos que Dios los ha abandonado, y que si logran méritos se irán. Así están todo el día, todo el tiempo: buscan lograr algo en un lugar donde nada se puede"

Me parece excelente.
Ademas usa la esperanza como herramienta de tortura.
Como cuando Dante ve en la entrada al infierno:
"Aquellos que entren, abandonen toda esperanza"

Muy buen relato Marce.

¿Se diferencia mucho este infierno a la vida terrenal?

Anónimo dijo...

Es una buena pregunta la tuya, Mariano.
Se podría trazar alguna analogía con la vida mortal, es cierto, pero es también sabido que esa torura de intentar hacer algo que no se puede tal vez no funcione aquí, ya que estoy convencido de que todo se puede lograr.
No estoy tampoco muy seguro de mis palabras; la esperanza es más bien en ciertos casos una infelicidad.
Inicialmente este cuento se iba a llamar "El Moderado Infierno de Taliog" por esa sencillez que describís, pero dentro de esa simplicidad reina una absoluta crueldad.
Claro que el diablo se ve obligado a inventar este infierno transgrediendo ciertas normas y si bien el argumento se basa pura y exclusivamente en la pelea de estos dos personajes, sirve de excusa para dejar en claro algunas concepciones.
Está bien esta idea. No es tal vez de las mejores, pero un infierno donde todo es al revés y hasta en cierto punto ineficaz lo convierte en un lugar desesperante e imposible de tolerar. El diablo no miente: saldrá el que haga méritos. Pero nadie puede hacerlos. Nada peor que sentirse condenado no por maldad ajena, si no más bien por incompetencia circunstancial. Y como escritor, me siento contento con haber desarrollado toda esta idea sólo para llegar a un final que no tiene que ver con ese lugar, si no con la historia de los personajes: la del rey para reclamar su salida, y la del diablo para crear el infierno (aun así no develo el final y nadie lo entenderá sin leerlo entero).
Tal vez no haya cielo, pero tampoco infierno. Incluso tal vez no haya aquí. Pero lo que sí tal vez hay son consecuencias de nuestros actos y cada tanto, algunos espejos que nos dan vuelta las situaciones. Es allí donde la esperanza se dibuja como algo ingrato y hasta a veces infame.
Pero esas son ideas del otro D´Onofrio...yo no sé bien qué pienso al respecto.

Muchas gracias por leer este cuento y haberlo interpretado tan bien. Da gusto escribir en estos casos.

MD