domingo, enero 06, 2008

CARTA A SU AMOR Y A MI OLVIDO

Buenos Aires, sin fecha.

Bueno, respondo a tu carta, ya ves, con desgano.
Nuca sé que más decir. Noto que tus preguntas son las mismas que hace años. ¿Tantos años pasaron ya? Parece menos tiempo.
Me acuerdo de vos, los viernes. No sé porqué los viernes (tomá eso último como una mentira, puede ser un viernes o un lunes, lo mismo da).
Yo me fui, ya muchas veces, pero siempre que vuelvo encuentro muchas cartas tuyas. ¿Por qué?
Es verdad, durante el primer año que no estabas, te escribí seguido. Hasta te llamé por teléfono, ¿te acordás? Pero ahora, ¿qué puedo hacer yo? Creo que nada.
Entiendo que cada uno busca su destino...pero yo me siento cansado. Busco, busco, busco, y nunca nada.
Sí, ya sé que te busco a vos. Insisto, no hay nada que pueda hacer. Ya sé cómo son estas cosas.
No hay nada más ingrato que la muerte del amor. Todo lo demás es un recuerdo accesorio, infamias de un tiempo más o menos bueno que el futuro dibuja como algo extraordinariamente bello.
¿Por qué insistís en preguntarme qué es la vida?
Te cito: "Nunca nos podemos ver. No me prestás atención. ¿Vale tan poco nuestra experiencia juntos? ¿Entonces qué es la vida para vos? ¿Alejarse para siempre?"
Te devuelvo la pregunta: ¿Hay otra opción que alejarse para siempre? Y te respondo lo de la vida: no tengo idea. No sé nada de lo que me preguntás.
Me estoy acordando ahora (siempre me acuerdo), fumabas mucho y me preguntabas qué es la vida.
Mi vida es la suma de los días, de estos días que paso buscando distracciones para no acordarme que te busco sin ninguna posibilidad.
El olvido es un ejercicio diario. Soy feliz mientras te olvido. Y debo trabajar mucho para eso, no tengo tiempo para nada, y cuando me acuerdo, sobreviene la pena; porque bien sé que yo no tengo espacio en ese mundo tan raro que te has inventado. Pero así y todo, tan rara como tu mundo, aun así te extraño. Y te juro que cambiaría todo por un momento más...porque el momento es una media hora que se va.
Y te escribo esto y me maldigo, porque me doy cuenta que es imposible dejar de acordarse. Ahí tenés la respuesta a todo lo que querías saber. Te maldigo porque me doy cuenta que nunca tenés razón, pero igual la tenés. Mientras tu insistente cariño indiferente ejerza influencia sobre mí, cualquier cosa que digas es válida y dolorosa.
Estoy condenado a creer que vas a cruzar la puerta, que vas a hacer sonar el teléfono. Estoy condenado a creer que te voy a encontrar. ¡Estoy condenado a creer! Aún sabiendo que todo es imposible, creo. Y me vuelvo a acordar.
Por eso pienso que mi trabajo es tenerte presente, y mientras tanto pasan cosas.
La vida es aquello que nos sucede mientras buscamos distraernos de las penas de amor.
Me hacés dar cuenta, desde mi frustración, que encuentro una respuesta a tu insoportable pregunta.
Ya quisiera ser yo aquel que fui, para enamorarte. Aún sabiendo que nos iremos a diferentes lugares, por una sola vez volvería a esa media hora que se pasa rapidísimo.
Yo no sé del tiempo, yo no sé de nada. Pero mientras tanto te escribo para olvidarte, y no hago más que recordar.
Y así se pasa la próxima media hora. Soy feliz mientras me olvido, pero aún más, cuando recuerdo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lindo lo que escribiste Marce..y que triste.

Anónimo dijo...

Señor! es usted un poeta impresionante..
"La vida es aquello que nos sucede mientras buscamos distraernos de las penas de amor" .. Es perfecta esa frase!
Felicitaciones por dejarse escribir desde ese lugar...no muchos lo hacen (por fobias, vio!), usted lo ha logrado de la mejor manera. Ala señorita que fue dirigida: Ya con esto tiene para contar a sus nietos...Tamañas palabras no se reciben todos los dias..
besos!

Ro dijo...

hola marcelo...me meti en esteblog de casualidad....muy buena las cosas q escribis...te cuento que yo soy una futura licenciada de comunicacion social de la uba, a diferencia tuya que decis q nunca cursaste.
saludos