miércoles, diciembre 26, 2007

UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

El domingo a la mañana fui criticado por el texto inmediatamente anterior (no precisamente por el texto, si no por mi ideología)
Tuve que escuchar cosas como "Es la mentalidad de los peronistas, les molesta la gente que hace, y (el protagonista del cuento anterior, a quien a partir de ahora llamaré "el innombrable") hace". Me parece que estoy de acuerdo con este último concepto: hace cosas; lástima que las haga todas mal.

No contento con haber dicho lo que dijo, ahora nombra al siguiente señor (reproduzco del diario):

"El jefe de Gobierno puso al frente del organismo que controla las licencias médicas de los docentes y empleados públicos porteños a un ex forense de la Policía Bonaerense que ya estuvo en ese cargo y fue separado tras ser denunciado por “maltratar a maestros y profesores enfermos” y “atentar contra la salud” de los trabajadores"

Este blog no suele hablar de cosas actuales, pero a veces la realidad implica y pide tener que levantarse y alzar la voz.

Se me dijo que el innombrable (o impresentable) gobierna para la clase media, clase a la que pertenezco. Peor aún: llevo (aunque diluida) sangre azul. Podría yo ponerme del lado de la petit ambición y moral burguesa, pero renuncio a eso. La clase media ha sido la misma que se encargó de generar los robos, los baches y los cortes de calles por los que tanto hacen berrinche. Fueron los primeros en salir a calle con las cacerolas porque les metieron la mano en el bolsillo, pero jamás levantaron la voz por las desgracias ajenas. Han sido y son los cultores del sálvese quien pueda. Evidentemente habrá que esperar que a la clase media cuestionadora y rebajadora de los hombres de izquierda les cierren las discotecas y bares de palermo para que peguen un grito...sería lo único que los haría reaccionar, porque sólo patalean cuando se meten con los intereses propios.

¡Cuidado! Viajo en primera, uso choferes, tomo los mejores whiskies y hasta me doy el gusto de desestimar un contrato laboral para distribuir los derechos de mis canciones en toda latinoamérica que me implicaría tanto dinero como para vivir un año mirando el techo. ¿por qué? Porque tengo la moral tanguera. Y sobre todo, porque me sobra capacidad para conseguir algo mejor (la misma tarde que perdí el negocio -por mi culpa- ya estaba trabajando en un acuerdo más grande) Fui, soy y seré un aristócrata, pero no tengo porque no tener conciencia social. Todo lo contrario. Mi desinterés por el dinero no me convierte en un idiota. Podría quedarme lamentando mi mal carácter (lo que me lleva a perder contratos), pero sigo peleando y consigo en horas una solución y mucho mejor. Entonces sé moverme y tengo capacidad para hacerlo. Por lo tanto, si puedo hacer eso, si puedo leer y escribir, si puedo escribir canciones, si pude estudiar, si la cabeza aun funciona y puedo elaborar ideas, no puedo, ni debo dormirme en mi regocijo: es mi obligación ayudar a todos los que no tienen mis posibilidades, para que puedan votar bien y forjarse un futuro a conciencia. Nosotros, acá muy cómodamente podemos hablar de las prioridades sociales. No corre la misma suerte un chico que debe ir al colegio no a estudiar, si no a comer. Como argentino y como hombre, estoy llamado a no ser yo solo, si no ser uno más. Y si mi condición me ayuda, entonces tengo más responsabilidad, porque no somos todos iguales. No tenemos las mismas posibilidades.
Podrán llamarlo como quieran. Algunos le dicen "justicia" a la falta de solidaridad. Algunos le llaman "sistema federal" al desinteresarse en el otro. Algunos dicen "que se hagan cargo de lo que votan" (un discurso muy común últimamente en la clase media), yo digo "seamos responsables, que el Estado esté ausente no nos avala para no ayudar y enseñar a los que no saben". Muy por el contrario. Si votamos para que nos representen y nos representan mál, debemos tomar las riendas del caso, y no decir "lo siento mucho entonces, pero yo ya voté"

Insisto: yo voy a pelear por los derechos de todos. Del que patalea por que le cortan la calle, pero también por el que no come. Sobre todo por el que no come.

Y esto último no es nada personal (como nada en este texto, lo digo en serio), si no que es algo genérico , pero se me ha dicho que si a los 20 años no sos de izquierda sos un insensible, pero si luego lo seguís siendo, sos un inmaduro (cosa que le escuché decir, aunque parezca mentira, a Aldo Rico hace algunos años). Es verdad que los años me van convirtiendo en un inmaduro crónico, pero agradezco que no me conviertan en un estúpido.

Dejo este concepto, un tanto más ingenioso que esa frase infame: La madurez implica la autosuperación, el trabajo, el virtuosismo, la responsabilidad. No la ideología. Para hacerlo más llano: ser maduro es pagar la luz y no recordar hacerlo el día que te la cortan. Ser maduro es autogestionarse y saber salir adelante. Nada tiene que ver la madurez con la orientación política.

Evidentemente, con esta nueva designación del innombrarble, se está poniendo buenííísima Buenos Aires.

-Jamás pertenecería a un club que me acepte como socio (Groucho Marx)-

2 comentarios:

Mai Lirol Darling dijo...

Más que llevar una ideología por bandera lo que verdaderamente cuenta es la postura cotidiana que se toma frente a las cosas y que la refleje, de lo contrario se corre el peligro de volverse un panfletario inocuo como esos personajes que tan bien describe Woody Allen (en Annie Hall) que entran a los supermercados gritando sobre el socialismo. Recuerda la anécdota de Sartre: “Mientras haya un solo niño con hambre en el mundo LA NAUSEA no vale nada”, esa debería ser la base del humanismo, ni siquiera como una corriente política sino como cultura universal.

Anónimo dijo...

Gracias por comentar Adri:
Pienso igual, no hace falta andar gritando nada, si no moverse todos los días. Por eso explico en qué consiste madurez: es un trabajo diario.

Mirá, se ve que debemos ser las únicas personas en todo el mundo con esta forma de pensar, y no somos tres porque Sartre no vive.
Te agradezco que pases y opines, hay que ejercer la opinión con fundamento, como bien hacés acá. ¡Pero opinemos con cuidado! ¡A ver si nos demandan! Cuando te dicen cómo pensar y no compartís, te cuestionan (como si uno tuviera que justificar lo que piensa)y luego te humillan con mentiras, y si atinás a defenderte te comés una denuncia (¡aunque parezca mentira hay gente que se dedica y aspira a eso!) ¡Y yo que pensaba que había trabajos cretinos!
Pero no digo nada más, a ver si me quieren sacar algo (aunque lo mejor que tengo y que por suerte algunos no lo van a tener nunca se llama cerebro y sentido común).

Por eso Adri, disimulemos nuestras ideas y nuestras acciones, no vaya a ser cosa que ofendamos a la suceptibilidad de las masas...

Un beso.