domingo, diciembre 23, 2007

DUÉRMETE NIÑO (DUÉRMETE YA)

(Se aconseja leer el siguiente texto en voz alta y con la voz de Carla Peterson)

La cosa era así:
Había una vez una Provincia con un montooón de habitantes, millones, de los cuales la mitad trabaja en un lugar vecino, que se llamaba la Ciudad Autónoma. En esa Ciudad Autónoma, que es graaande, pero no tan graaande como la Provincia, todos los que trabajan generaban un montooón de plata que se usa para un montooón de cosas.
Pero resulta que la ciudad, que tiene muuuuchos edificios y luces y restaurantes que visitan personas de otros países, que también traen plata, mandaba un moooontón, pero un moooontón de basura que se genera todos los días, hacia la Provincia, y como esa basura es peligrosa y dañina, muchos chicos que nacían cerca de esa basura se enfermaban. Y se enfermaban de cosas peligrosííísimas y algunas incurables. Nooo, no te asustes, no nos puede pasar a nosotros que estamos acá, iluminados por los monitores. Eso le pasaba a los chicos que estaban cerca de la basura. Se enfermaban por muchas cosas, pero también por la basura. Y entonces sus mamás, para curar a los nenes, los llevaban desde muuuy lejos en la Provincia hasta la Ciudad. Pero resulta que la ciudad tenía muuuuuchos problemas. Era un poco insegura, las calles estaban rotas, la gente no podía andar en auto y llegar a sus trabajos puntualmente por muuuchas cosas, y había un mooontón de personas que decían que todo era muy malo porque todo les salía mal. Entonces un día un señor dijo que iba a sacar a los ladrones, arreglar las calles y hacer que los autos llegaran a tiempo. Y la gente estaba contenta, y estaba tan contenta que lo eligieron para ser el jefe de la Ciudad y haga todas esas cosas. Entonces el señor ese se puso a hacer lo que dijo, y un día arregló dos calles y cuando estaba muuuy contento por su máximo logro en una semana, se le ocurrió una idea bueníiiiima: poner una cosa en los hospitales que se llamaba "restricción", pero le pareció un poco fuerte, y entonces dijo que se llamaba "prioridad". La prioridad significaba que cuando alguien fuera al hospital para sacar un turno para ver al médico, primero tenía que ser de la ciudad, si no tenía que esperar. Y esa prioridad era como un enemigo para las mamás que venían desde leeejos con sus hijitos enfermos para sacar un turno. Lo más raro era que la mayoría de los que vivían en la ciudad usaban algo que se llamaba "obra social" y "prepagas" y no iban taaanto a los hospitales que tenía que ser un sistema gratuito y sin preguntarle a nadie de dónde venía. Y así y todo, la gente de la ciudad, que se quejaban porque los gatos caminaban fuerte en los techos, no le importó esa propuesta, porque no le pareció muy injusta. Y como en la provincia se enojaron por eso, y se enojaron mucho, gritaron y dijeron que si las mamás no podían ir a ver al doctor sin esperar tanto, entonces que no mandaran más basura a la provincia y así dejaban de enfermar a los nenes. Entonces el jefe de la Ciudad se puso un títere en la mano, porque tenía muchos títeres, y lo hizo decir con una voz rara, rara, rara: "No es una mala idea. Estas cosas hay que hablarlas sin gritar
y decirlas en privado" porque a ese títere le parecía, como a todos los otros títeres y al jefe, que algunas cosas de la gente, se resuelven en silencio.
¿Y cómo termina?
No lo sabemos, porque los personajes todavía ni se sentaron a hablar, pero lo que sí sé es que que el que escribió este cuento estaba muuuy asustado porque él escucho una vez un refrán que decía "primero vinieron por los polacos, pero como no soy polaco no me importó..." Y también sé que el que escribió este cuento pensó que mientras los personajes hablaban, capaz se seguían enfermando los nenes. Y también pensaba que la infraestructura de un país, como el país del cuento, no aguanta un sistema de soluciones superficiales, y no basta con salir a arreglar las calles y callar a los gatos de los techos. Y también pensaba que un país es un sueño colectivo. De redes que sostienen a los compatriotas. De manos que se tienden ante las adversidades, ayudándose los unos con los otros. Los que más tienen y pueden, con los que no pueden. Porque los países no son individualidades de gente que se queja porque le pasa algo a esa persona. No es un "me salvo y chau". Un país son muchos, un montooón de gente, que no siempre tiene las mismas posibilidades. Un país sin solidaridad no es más que algo que se derrumba. Y algunos creen que es un "como a mi no me pasa no me digan" y "mi problema es otro". Pero eso no es un país, esos son sólo un montón de caprichosos.
"Pero al fin y al cabo somos la sociedad que queremos ser. Nuestros actos son el reflejo de lo que queremos y de lo que deseamos" dijo el que escribió esto y se fue pensando que la moraleja ya se ha escrito, hace siglos.

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