miércoles, noviembre 21, 2007

NO AMOR (A PRIMERA VISTA)

Profunda tristeza, indignación, soledad, hastío, apatía, la percepción de que es un escándalo y el cerebro en llamas (como dice el Dr. House en el primer capítulo de la tercera temporada) es lo que siento al leer el informe sobre un estudio en la Universidad de Aberdeen (ahí en ese país de borrachines, Reino Unido, que, como ya hemos visto en este blog, se dedican a estudiar cosas sin sentido como aquello de los “diodos lumínicos”) en donde explican el amor a primera vista.
Antes, debo destacar la irresponsabilidad de un diario (no quiero decir que es Clarín) que titula el informe como “científicos explican cómo funciona el amor a primera vista”
Para hacerlo más fácil, el ¿doctor? Ben Jones del Laboratorio de Investigación Facial (?) de esa universidad, dice que el amor a primera vista no es otra cosa que una evidente reacción del más puro narcisismo. Después el informe dice que uno se enamora de quién podría enamorarse de uno.
Doctor Jones, lea No Somos Nada. No ha descubierto usted la pólvora. Desde hace mucho acá se dice eso y nadie reclama nada (aunque todos saben, y desde hace mucho se comenta, que merezco un Nobel a “mejor descubrimiento y/o interpretación y aplicación sobre el amor y sus trágicas consecuencias”, pero no quiero meter presión).
Pero al leer el informe, no sólo tuve las sensaciones que describí arriba: luego pasé por un leve período de euforia, excitación, depresión, cefalea y sensación de cabeza liviana (tal vez todo esto provocado por el Valium que tuve que tomar luego de sentir el cerebro en llamas). ¿Por qué? Porque creo que estoy en desacuerdo.
Se pueden explicar muchas cosas sobre el amor, pero parece que cuanto más científico, más arbitrario es el asunto.

Explicación barrial al asunto científico:

- Sujeto de Referencia: Este que escribe y reclama un Nobel (o la Ciudadanía Ilustre, o algo que me haga exceptuar de impuestos).

- Radio geográfico y tiempo de estudio: Capital Federal (75%), Gran Buenos Aires (15%), Otras Zonas Periféricas (10%). Desde 1995 hasta 2007.

- Mujeres referenciales: Todas las que he conocido o visto.


En una conquista, digamos, rápida, por supuesto, ¡por supuesto!, que uno se va a fijar más que nada en las minas que nos miran o nos regalan una sonrisa. No se necesita un laboratorio de investigación facial para eso. No voy a estar en un boliche y acercarme a la que esté bailando arriba del parlante para decirle: “mirá, vos no me estabas mirando, pero yo sí y ahora vamos a hacer así: yo me voy a dar una vuelta por ahí y vos prestame atención, que cuando vuelvo te levanto” ¡No! Uno va adonde ve que puede ser bien recibido. La concentración de la conquista se centra en aquella mujer que demuestra cierta simpatía por como es uno, o por las cosas que habla y la forma de ser.
Tener veinte minutos para seducir a una mujer y perderlos haciendo foco en alguna que no nos va a dar ni la hora, con intentos vanos y eufemismos redundantes, es, como mínimo, deprimente.

Ahora, y en forma completamente opuesta, si la conquista no requiere de veinte minutos, entonces sí uno puede enamorarse de una mujer que no da ni la hora, porque se puede ir trabajando. Esa es mi biografía. Yo me he enamorado perdidamente de chicas que no supieron que existía (lo cual no es tan grave). Lo que sí es grave es cuando uno sí es registrado pero no hace los suficientes méritos para hacer efectiva la seducción, o peor aún, porque no le ha gustado a la mujer en cuestión. Eso es irreparable, tanto como el ya no ser querido. Cuando no te quieren más, no te quieren y no hay vuelta atrás. Y el no gustar es igual: si no le gustás a la mina, no hay chance. Ninguna.

Esto da por tierra aquello de que el amor a primera vista es una satisfacción del ego o del narcisismo. Muchas veces el mejor camino es el más difícil. Por supuesto que me gustan las que me dan bola, pero no necesariamente me gusten del todo. Prefiero no tener que elegir a una mujer por eso y sí que me guste o enamorarme porque sea linda, tenga gracia, sea inteligente, divertida, emprendedora y todas esas cosas.

Pero a la vez no. Porque, pongamos por caso, estoy caminando y entro a una casa de ropa a preguntar el precio de unas medias y me enamoro de la chica que atiende. Capaz que ni me miró, pero es linda y se la nota simpática. Al otro día tal vez fui de nuevo con la excusa de comprar una remera, y me puse a hablar con ella y ya se confirma que es simpática aparte de linda. Y muy probablemente haya ido al tercer día y me de cuenta de que estoy hasta las manos pero hay un inconveniente: está de novia. Y el inconveniente no es para mí, no tengo problema en ser “el otro”, pero capaz ella me dice “jamás le sería infiel a mi novio, estoy muy enamorada”. Entonces allí va a haber que trabajar mucho...demasiado tal vez, para robarle un sí; aunque en el mejor de los casos se le pueda robar un “puede ser”; o ya en el mejor, mejor de los casos se le puede robar un par de medias, aunque ese es otro tema.

Pero uno hace todo lo que puede, intenta ser mejor tipo, verse algo mejor, ser caballero, educado, inclusive estudiar alguna carrera con todo el desgano del mundo con tal de conquistarla.

Entonces capaz que nada tiene que ver el narcisismo con el amor a primera vista. Las veces que me enamoré a primera vista no sé si yo le gustaba a alguna de esas mujeres.

Me acuerdo que hace varios años entré en una casa y conocí a una chica más grande que yo y me enamoré y juro que no sabía si yo le gustaba, pero quedé deslumbrado ante la belleza de esa mina. Es más, no me equivoco al decir que no le gustaba en lo más mínimo y hasta que era improbable, casi imposible, tal cosa.

Yo no busco satisfacer mi ego, busco el encanto de una mujer única. Y cada mujer es única. Mi triunfo en todo caso es ser privilegiado con ser objeto de deseo de alguna mujer que me encante. Ser la persona que ella busca en una fiesta. El destinatario de las miradas. Pero primero me tiene que gustar a mí. No hay mayor placer que enamorarse de alguien y ser el destinatario de esa mirada, de esa búsqueda que calma la presencia del ser amado. Casi nunca me pasa, diría que jamás. Nunca soy la búsqueda ni el destinatario de nada, pero todos los días me invento una excusa nueva para seguir intentando.

Me gustan las que me aceptan, pero también las que no. Ojalá me aceptaran más y me rechazaran menos. Me evitaría mucho trabajo y pérdidas enormes de tiempo.

No sé ya ni cómo empezaba esta nota. Iba a ser algo humorístico pero me puse serio. Tal vez porque el amor es algo muy serio para mí. Porque siempre estoy buscando esa fisura en la lógica que me permita acceder al corazón de señoritas con novios, o a las que no les gusto o incluso a las que no me quieren bajo ningún punto (sugiero en estos dos últimos casos rajar a tiempo, porque como ya he dicho, eso no tiene solución)
Como conclusión final les pido a los jóvenes que empiezan a desvelarse por aquellas chicas imposibles, que no se desanimen ante las negativas, pero no sean insistentes. Insistan, sí, con virtudes y aciertos, pero no con cosas del tipo “dale, no te cuesta nada”
Y a las chica les digo que así como soy el seductor más rechazado del mundo (lo cual me convierte en un seductor completamente ineficaz), soy también el novio efímero más fácil del universo: con una sonrisa a tiempo, con una mirada, me conquistan enseguida.

Cualquier cosa, preguntar por mí y dejar una sonrisa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaja, que capo sos!
Ese Ben Jones que ladri, que se vaya a juntar papelitos a la cancha de Lanus..!
Me gustó mucho tu blog y lo linkee.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Carla. Sos muy amable conmigo.
Bienvenida al extraño mundo de No Somos Nada (justo llegaste el día que no cobramos entrada)
Estuve hoy en tu blog y apenas he podido repasarlo. Hoy y mañana lo voy a leer con muchísima atención.
Otra vez, muchísimas gracias por tu amabilidad.