domingo, julio 29, 2007

FRANZ HERV HOCK

Terminando de ver la segunda temporada del Dr. House (sublime último capítulo) pienso, ahora mismo, escuchando "La Última Curda", habiendo pegado el faltazo a la grabación de hoy por problemas vocales, y teniendo muy poco que decir, me limito a incursionar en algo que no había hecho antes: la crítica literaria.

En verdad no voy a hacer ninguna crítica, si no reseñar un libro que terminé de leer ayer y se consigue en algunas librerías aun.
El libro en cuestión es "Vidas Imposibles" un rarísimo ensayo del austríaco Wendekin Landsteiner sobre el escritor Alemán Franz Herv Hock quien tuvo el extraño mérito de escribir, durante el siglo XIX y principios del XX, doce novelas y más de seiscientos cuentos (algunos de ellos casi tan extensos como una novela) y jamás ser considerado un escritor importante hasta un día antes de su muerte.
El título del libro remite a uno de los cuentos de Hock, en donde el protagonista pierde la memoria tras un accidente y recorre Viena buscando su identidad.
No es casual la elección de ese cuento como título: Hock había sufrido un trauma similar a los 31 años luego de caer de un caballo mientras se encontraba de vacaciones en la capital austríaca. Cuando despertó en un hospital, sin saber quién era, escapó y divagó por la ciudad. Este episodio de su vida es fundamental ya que sus consecuencias son también un caso médico inexplicable. Dice Landsteiner en el capítulo donde aborda el accidente del autor alemán:

"(...)Solo y sin perspectiva. Sin recordar de dónde era natural, recorrió, igual que el personaje del cuento que escribiría años después, las calles, taciturno, como si fuera un ebrio. Intentó traer a su memoria alguna información de su vida, pero esto fue en vano. La policía lo encontró al amanecer en la puerta del teatro Josefstadt mirando el anuncio de un concierto. Cuando le preguntaron quien era contestó "Franz Herv Hock, concertista". Horas después fue devuelto al sanatorio y los médicos se sorprendieron de que no recordara nada salvo su nombre. Pero más sorpresa ocasionó cuando, ya habiendo convencido a los doctores de su profesión, su mujer llegó a Viena procedente de Berlín para encontrarse con él y explicó que su marido era escritor, no concertista. Hock no reconoció a su esposa y negó todo lo dicho por ella. A continuación pidió que se lo llevara a un salón con piano -algo que había pedido insistentemente todo el tiempo- y los médicos accedieron al requerimiento. No menor fue la sorpresa cuando interpretó la sonata para piano k23 en la mayor de Mozart casi sin equivocarse. Franz Hock había estudiado violín sólo un año durante su infancia y jamás había tomado lecciones de piano. Descubrieron años más tarde que no sólo poseía oído absoluto (condición que por aquella época se desconocía), si no también una disfunción provocada por el golpe llamada "sanistéxitia"; esta rara enfermedad provoca un desarrollo espontáneo del lóbulo derecho del cerebro, lo cual le permitió a Hock desplazarse como pianista profesional con sólo recordar la melodía que iba a interpretar. Si el oído absoluto es infrecuente (un caso cada un millón de personas), la sanistéxitia es más insólita aún: un caso cada veintitrés millones de personas. Mientras Hock iniciaba un tratamiento para recobrar su memoria, tocaba para los médicos y pacientes y luego, cuando fue trasladado a su casa, compró un piano para tocar las mejores piezas de la música clásica, de la cual era devoto.
Intrigado por el asunto, el mismísimo Sigmund Freud analiza el caso con cierta gracia en una de sus obras "Sospecho que la sanistéxitia desarrollada en Hock, más allá de un efecto fisiológico, es un disparador de recuerdos, lo mismo que los sueños, sólo que él tuvo la precaución de recordar todas las músicas y reproducirlas por un extraño fenómeno en sus oídos. Pero al igual que en los sueños, Hock despertó y todo fue un recuerdo de algo que apenas podía recordar. Como soñar con una calle por la cual uno ha pasado hace veinte años "
A lo que Freud se refiere es que a medida que Hock recordaba su vida olvidaba las notas en el piano. Cuando recobró totalmente su memoria, nunca más pudo tocar una canción. No recordaba cómo hacerlo".

Debo destacar, para que el lector comprenda más el asunto, que en otro capítulo del libro Landsteiner explica que durante este período de amnesia, su familia le mostraba sus publicaciones y el las negaba cabalmente.
Luego Hock escribió el cuento Vidas Imposibles, recreando en la ficción lo que a él le había pasado en realidad.
Sufrió años durísimos ya que las editoriales lo tildaban de estridente y pretencioso, pero logró consagrarse, como he dicho, el día antes de su muerte: su novela "Las Novias Secretas de Napoleón III" una sátira del segundo emperador francés fue un éxito comercial y de crítica. El 4 de septiembre de 1908 le dieron el premio a las letras de ese año y en su discurso dio un apocalíptico mensaje:

"Durante toda la vida me negaron este premio. Durante toda la vida me negaron su cariño y reconocimiento. Pero teniendo en cuenta que voy a morir mañana, los perdono y les agradezco esta distinción. Teniendo en cuenta esta delicada situación (de la muerte) les sugiero que hagan lo mismo conmigo"

Nadie sabe cómo, pero lo cierto es que Hock nunca amaneció al otro día.

La historia de Franz Herv Hock es ciertamente atrapante e interesantísima, porque más allá de los detalles extraordinarios y únicos de su existencia, era un gran escritor. Les recomiendo conseguir esta biografía y también leer alguno de sus libros, que son difícil de conseguir, pero con paciencia se encuentran.

Nos vemos mañana.

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