martes, abril 03, 2007

¿DÉFICIT DE QUÉ?

Hoy, 20 de septiembre de 1991 digo:

(No pretendo que se lea este artículo. Es demasiado serio y largo para estar en un blog, y tiene innumerables referencias a mi propia vida -noche, desenfreno, mujeres, drogas, alcohol, confesiones terribles, cuanta guita escondí en mi vida y dónde- así que no es muy interesante, pueden pasarlo de largo).

Di por casualidad con esta estadística:
Uno de cada diez chicos en Estados Unidos toma un psicofármaco para combatir el síndrome de déficit de atención.

Repito:
Uno de cada diez chicos en Estados Unidos toma un psicofármaco para combatir el síndrome de déficit de atención.

Entonces seguí investigando.
Estos números los dice un pediatra que se llama Diller (el apellido se presta a chistes obvios) qué escribió dos libros y uno de ellos se llama "¿Debo medicar a mi hijo?". El tipo sostiene que no y que cuando le da un calmante a un pibe es para sacarlo del momento angustiante que está viviendo, más que nada por culpa de los padres. El tipo dice que son los mismos padres los que cortan los tratamientos sin remedios y lo hacen de prepo.
El Dr Diller explica muy bien este problema y enuncia algo muy cierto: los cambios son culturales y no fisiológicos. Hace cincuenta años un niño de cinco jugaba a la ronda. Hoy tiene que aprender letras y números. No está la capacidad cognitiva del pibe para esas cosas, al nivel que se busca y esa evolución lleva miles de años y se pretende cambiarla por cuestiones culturales. Da un ejemplo muy bueno. Supongamos que tenemos a un chico revoltoso en clase por el déficit de atención y la maestra lo castiga. Lo pone en un rincón y le dice "dónde no termines éstas diez divisiones en media hora, vas a conocer el rigor de ésta institución". A la media hora es probable el pibe haya hecho tres problemas y esté jugando con el lápiz. Si se le saca el lápiz va a jugar con el ombligo, y así. El doctor propone sentarlo cerca de la maestra, ponerle los problemas y si los resuelve, darle un premio ("una estrella" dice el tipo, pero se me hace que un chico de diez años tal vez se ría demasiado por recibir una estrella. No está en los intereses de un niño eso, tal vez una figurita de Navarro Montoya atajando en Chacarita y si es una nena quizás un elástico para que juegue en el recreo, aunque no se ven chicas con ese problema).
Si el chico no resuelve los problemas, se lo castiga (se procede a mostrarle la figurita de Navarro Montoya y la maestra podrá dibujarle bigotes, anteojos, y todo lo que sea gracioso para el niño sin que este pueda acceder a la foto para participar de la pintada, lo cual le creará una gran frustración)
¿Por qué digo esto?
Porque me acordé y asocié mi infancia con estas cosas. Me parecieron más comunes de lo que son, pero me sorprende que a un chico, con las inquietudes típicas de la niñez, se lo medique. Es hasta peligroso.
Yo, ya lo he contado acá varias veces, he sido un pésimo alumno y muy revoltoso. Pero descubrí, después de varias amenazas, que la discreción y la negación de las maldades eran el mejor remedio. ¿Qué me iban a hacer? ¿Me iban a dar rivotril? No viejo. Yo decidí en un momento de mi vida, cerca de tercer grado, que iba a ser un mal alumno para todo el viaje. Comprendí que mi capacidades en ciertas cuestiones eran muy limitadas y me atuve a las consecuencias. Inventé todo tipo de excusas, me llevé todas las materias a marzo desde quinto grado y nunca me importó.
Los buenos ejemplos eran las chicas (estaba muy mal visto, recordarán, que una nena se lleva una materia a diciembre aunque sea) y otros que venían medio sin saber muy bien porqué. Yo no quería ser así y me aburría y me distraía. Algunos me decían, tal vez mi padre, que lo mejor era estudiar todo el año y pasar el verano tranquilo. ¿Qué opción es esa? No era ningún buen negocio. Yo tenía una fórmula mejor: no estudiaba nunca, pasaba tranquilo once meses y estudiaba el mes anterior a los exámenes. Por supuesto que me he ganado alguna patada, pero mantuve una coherencia. De todos modos es como en "Pedro y el Lobo" porque el comentario constante era(aun siendo un estudiante de secundaria) "siempre te llevás todo a marzo"y cuando me iba bien el bocadillo era: "seguro fue de suerte" ó "sí, pero raspando".
No he conocido nunca a un varón qué su meta infantil sea aprobar una materia con determinada nota ya siendo eximido, salvo en el secundario cuando se busca llegar a un seis para zafar. Pero después... Me iba sólo bien en una materia. Quizás fui el peor promedio de todas mis clases, ¿y qué me importa?

A eso se le llama hoy déficit de atención.

Y a los chicos les meten pastillas. El problema es la motivación. Lo dice Diller y lo digo yo que tuve una vez que decidir esta cuestión: "Sí, de acá en adelante no lo intento más. Me rindo". Hay que dejar que los chicos sean, que rompan un vidrio de un pelotazo, castigarlo y reírse luego a solas de la puteadas del vecino. Si los pibes no son libres, si no tienen un radio de acción, no pueden saber ni conocer sus límites, ni tampoco sus motivaciones. Pongo un ejemplo muy sencillo: yo faltaba muchísimo, muchísimo al colegio, hasta que en la secundaria me enamoré de una compañera y con tal de verla ese año no falte más de tres días, o algo así. Y le puse garra, y me costaba, pero lo hacía. Me di cuenta que podía hacerlo. La motivación era la pendeja y noté que era algo efectivo, que resultaba y lo usé a mi favor.
Yo tuve que elegir ser mal alumno porque la circunstancias así se dieron, pero de haber sido más libre, tal vez hubiera optado por otra cosa. Los pibes no son tontos, si los ayudamos y les damos las herramientas, elijen bien. No se equivocan. Ponerles un límite está bárbaro; darles un ansiolítico es tratarlos de idiotas.

Dígale NO al síndrome de déficit de atención...son todas giladas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora todo lo que nosotros conocíamos como "Vago de mierda que no quiere estudiar" ahora parecen ser mucho más complejo o te la dibujan con "Síndrome...".
Las motivaciones pueden ser muchas y están todas permitidas. Motivaciones para estudiar o querer ir a la escuela y no quedar libre, claro.
Obviamente que darle una pastilla a un nenito no es la mejor salida, después se vuelven incapaces de afrontar algo, más no sea sin tomar una "Aspirineta" (Qué ricas son) y eso no es saludable.

Mire, yo nunca tuve problema en la escuela primaria ni en la secundaria. Siempre estudiaba sin dramas y si me sacaba un 9 lloraba porque en casa había que traer solo 10. Pero luego, descubrí que todos esos años de presión generaron en mí el "Uy, mirá que llamativa la letra que tiene éste libro ¿Cómo la harán? qué genialidad" y así la distracción se apoderaba de mí, generando pésimas notas, que en mi perra vida había visto.

Eso, simplemente es falta de motivación, porque lo que hacemos no nos atrae, porque lo que estudiamos nada tiene que ver con nosotros. Y si es obligación hacerlo, bueno... a terminar se ha dicho. Al fin y al cabo siempre existe esa carrera, ese estudio que es perfecto para uno.

Pero del elástico y las figuritas uno no se olvida más.

RocanLoveR dijo...

Hola MD, cómo le va?
Aunque no estoy de acuerdo con todo y al mismo tiempo no tengo muchas ganas de escribir, (si quiere lo hablamos otro día) comento nada mas que me parece muy interesante el tema al que podriamos incluir algunos factores mas a las causas de la poca atención en un niño.

Altas épocas aquellas cuando jugaba al elástico!!! que ganas me dieron!!.....pero a esta altura de la vida creo que me enredo sola jaja...
un abrazo

RocanLoveR dijo...

Hola MD, cómo le va?
Aunque no estoy de acuerdo con todo y al mismo tiempo no tengo muchas ganas de escribir, (si quiere lo hablamos otro día) comento nada mas que me parece muy interesante el tema al que podriamos incluir algunos factores mas a las causas de la poca atención en un niño.

Altas épocas aquellas cuando jugaba al elástico!!! que ganas me dieron!!.....pero a esta altura de la vida creo que me enredo sola jaja...
un abrazo

Lucas J. dijo...

Vos sabés que siempre hablo sobre esto con una mujer que adoro. Ella está convencida de que los párvulos y los niños de primaria deben ser incentivados en las artes para motivarles "cierto espíritu crítico". Pero para mí eso es todo una mentira de una (casi)psicopedagoga adoctrinada por las compañías vendedoras de artículos de atelier.
Paso a explicar: ¿cómo es posible que un niño de 6 años (que de acuerdo con el sistema de evolución del pensamiento de Piaget debería estar aprendiendo a relacionarse con su entorno) desarrolle "un cierto espíritu crítico"? ¡Solamente decirlo suena estúpido! A los 6 años un pibe (entiéndase de ambos sexos) tiene que estar en la plaza más cercana a su casa aprendiendo a socializar con otros infantes y no encerrado en un cuarto escuchando a Mozart o apreciando a Picasso.
Luego vienen los sistemas educativos del secundario, el momento en el que sí hay que desarrollar las capacidades creativas, racionales y críticas de los adolescentes. ¡Pero no! Empeñados en enseñar los maestros insisten en que las cosas tienen que ser sí o sí, taxativa e irrefutablemente como ellos, los textos, los directivos y las autoridades dicen.
En fin, es todo un gran y enorme problema de autoridad que lleva a que entre los 2 meses y los 17/18 años estemos atados a un montón de huevadas bastante incoherentes que tarde o temprano, cuando logramos negar, hacen que nos encontremos con un mundo que no tiene ni mierda que ver con lo que nos plantearon.
Para terminar dejo una pequeña experiencia personal: Hasta el mes pasado estudié periodismo en una universidad privada, donde todos los alumnos (me incluyo) vienen de colegios secundarios privados. El tema es que (y acá me excluyo) todos ellos aún forman parte de un sistema completamente mediocre y masificado, ergo, se ven horrorizados por planes de estudio largos, fechas apretadas, apuntes de más de dos autores, etc.
En fin, como todo en el mundo, el déficit de atención es una de esas perogrulladas que alguien inventó una vez para desligarse de la responsabilidad que significa para un padre saber medir las libertades de sus hijos, y la industria de los psicofármacos aprovechó para abrir un nuevo mercado.

Saludos!