miércoles, marzo 28, 2007

MEMORIAS INFAMES

- ¿Y cómo estuvo su día?
- Doctor, ¡me ha pasado algo catastrófico!
- Espere, espere. ¿Qué le pasó?
- Vea, me desperté cerca de las diez de la mañana, me duché, salí a la calle y mientras iba adonde me dirigía me acuerdo que tengo que pagar la patente del auto.
- ¿Cuál es el problema?
- ¡Qué yo no tengo auto!
- Apa.
- Espere, no termina ahí. La cosa es que recordé eso pero con algunos detalles; el color del auto, las puertas, el modelo... de los nervios, entré en un bar y pedí un café sin saber bien que pasaba. Entonces me puse a recordar otras cosas, no eran muy claras, pero se podían identificar. Recordé mi ninez jugando a la pelota en Avellaneda, jugaba de tres, atrás, pero mi recuerdo me decía que yo quería ser enganche, Me mandaban atrás porque era medio malo. Después recordé como me recibí en el Nacional Buenos Aires. Después me acordé cuando me recibí de ingeniero. Faaaa ¡Qué fiesta! Y viera usted los días de estudiante. Me acordé que tuve un romance con una morocha...¡Ay Dios! ¡No sabe usted lo que era! Un bombón. Y dije: "¿qué será de la vida de esa novia que tuve alguna vez?" Me fui a mi casa, no quise ir a trabajar, de hecho no me acordaba bien dónde trabajaba. Sí me acordaba donde vivía. Me costó mucho recordarlo del todo, pero pude llegar. No pude tampoco recordar bien mi nombre. Vi unas tarjetas en mi saco que decían mi nombre y mi profesión, pero nada que ver con mis recuerdos... Mire qué raro ¿no?
Imagine que en mi casa estaría mi mujer que me tiene repodrido. Le iba a tener que mirar la cara de "¿vos qué hacés acá?" y se lo iba a tener que explicar...qué no me acordaba donde trabajaba . Llegué a casa y mi mujer no estaba, pegué un grito..."Alicia" dije, pero no estaba.
Así que me senté en el sillón a recordar cosas, sobre todo a la morocha. Qué linda que era. Cuánta pasión. Pero los recuerdos eran muy entremezclados, muy confusos. En eso miro una foto que había en una mesita y me veo y me doy cuenta...
- ¿De qué?
- De que yo ni crecí en Avellaneda, ni jugué de tres, ni quise ser enganche, ni fui al Nacional Buenos Aires, ni me recibí de ingeniero, ni me casé con una mina que no soporto y mucho menos estuve de novio con la morocha. Esos recuerdos no eran míos, Me habían cambiado los recuerdos por los de otro tipo, pero de forma incompleta, de forma débil. Yo tenía percepción de ser yo, pero también qué esos recuerdos no eran míos. El intercambio de memorias no era completo, si no más bien eran de un modo inexacto.
- ¿Usted está seguro?
- No sólo eso. Mientras me percarto de esto, me tocan el timbre. Abro la puerta y veo a un tipo al que recordé como a mí mismo. Me acordé que era yo sin ser yo, y ahí este hombre me dice: "Mire, no me va a creer, pero me parece que usted tiene algo mío" Le contesté que sí le creía y en seguida pasó a explicarme que había perdido su memoria de forma parcial intentando un ejercicio mental, donde hizo un viaje astral y la mente se le perdió por ahí porque se le cortó el hilo de plata, pero no a él, si no a una parte de sus recuerdos, a un resumen de toda su memoria. Se ve que yo al estar durmiendo conecté mi memoria en un mismo plano que la del señor y ahí se nos cambiaron medio mezcladas. El hombre me dijo que había llegado a mi casa intentando recordar donde vivía yo, ya que él poseía parte de mis recuerdos. El problema fue, que una vez que nos pusimos de acuerdo conque los dos poseiamos vivencias el uno del otro, teníamos que devolvernos los recuerdos...¿y cómo hacíamos? No íbamos a poder hacer otro viaje astral tan efectivo como ese, de hecho era peligroso, así que decidimos contarnos nuestras vidas o lo que recordábamos de ellas y así decidir cual recuerdo era de cada uno. Al principio fue un poco engorroso, luego irritante -en un momento le dije "¡eh, eso lo decís para fanfarronear"! cuando era una parte de mi vida supuestamente-. Así que convenimos en escribir nuestras vidas lo mas detalladamente posible y luego enviarnoslas. Nos dimos nuestras direcciones por si las olvidábamos y en seguida me puse a escribir. Noté que este tipo era bastante feliz dento de todo, así que le redacté algunos puntos claves y me tomé la licencia de decirle "tengo (tiene usted) una gran mujer. Tal vez lo exaspera un poco, pero recuerde que lo ama y sobretodo no se olvide nunca qué usted la ama a ella y por eso la ha elegido" Preferí que olvidara a la morocha y fuera feliz con su mujer, que en verdad sí era una gran mujer, muy linda también y que lo amaba en serio, y que no ande recordando un romance estudiantil que lo único que hace es hacerlo arrepentir todo el tiempo de su matrimoñio. Pensé que podía yo interferir tal vez para ayudar y de paso me quedaba con ese recuerdo yo, que por lo menos no fue cierto pero me cobro algo de este problema de tener la memoria de otro tipo.
Al otro día llegó una carta a mi casa del ingeniero. Me explicó que yo era separado, pero que no era tarde para llamar a mi mujer y decirle cuánto la amaba, que no podía parar de pensar en ella; que no debía dejar pasar la oportunidad. Encontré unas fotos y al verla la recordé tal cual el ingeniero me la describía. Era hermosa. Luego de respasar los recuerdos de rigor -fecha de nacimiento, madre, padre, colegio, cuadro de fútbol- mi compañero de recuerdos se despidió diciendo "Querido amigo, yo también, como supongo habrá hecho usted, por pudor y por simpatía hacia su persona, ya que yo soy usted y usted es yo desde hace un tiempo y desde ahora para siempre, ya que recordaremos cosas compartidas, he evitado recordarle algunas cosas, diría yo casi inservibles. Confíe usted en mi criterio. Algún día, si usted quiere, volverá a acordarse de todo. Es tal vez inevitable. Por otro lado le agradezco los recortes que ha hecho en mis memorias, ya que mi recuerdos borrosos me dice que algunas cosas faltan o sobran, pero no me interesan y quedesé, se lo regalo con gusto, con el recuerdo de la morocha, que yo me quedo con el de esta impresionante rubia que alguna vez supo amarlo, pero caculo yo qué tampoco le interesará ya que en algún momento, como hice yo con la morocha hoy, la recordará vagamente pero preferirá su nuevo recuerdo. El recuerdo de lo no vivido, pero tan agradable a la memoria. ¿Quiénes somos nosotros si no más que un montón de recuerdos que nos paran y nos dejan en este presente? Creo que por fin, ahora, podremos recordar el futuro. Le envió un abrazo. No lo olvidaré nunca."
Y el ingeniero tiene razón. Yo también recuerdo a alguna mina un tanto borrosa, y ahora la recuerda él. Es lo mismo. Creo que hemos preferido recordar lo que no ha sido, para poder volver a creer y a la vez, armar nuevas añoranzas que aun ni existen pero que serán posibles por el sólo hecho de querer que sucedean, mientras no nos olvidemos que eso es lo que queremos recordar algún día.

5 comentarios:

RocanLoveR dijo...

¡Qué buena historia!

Me quede pensando en la importancia que tienen en cada uno los recuerdos, como nos forman, la integridad que, desde la profundidad del ser, nos engloba y sostiene con rumbo.
Hablo de los recuerdos vividos...

El recuerdo de lo no vivido será acaso un reflejo imaginario de nuestros deseos?

Un abrazo MD

Anónimo dijo...

Gracias Rocanlover. Me encanta que este texto tan sencillo logre disparar este tipo de planteos. Por otro lado el recuerdo de lo no vivido puede ser, sí, un reflejo imaginario de los deseos, y esa tal vez es la idea del relato: lograr que los deseos no cumplidos puedan efectuarse, elegir que sean nuestros futuros recuerdos, aun cuando no han llegado ni los hechos.
Me entusiasma mucho que sucedan estas cosas, estos planteos y preguntas.
Muchas gracias por estar aquí como siempre.

Anónimo dijo...

Ay, qué historia más bonita.

Y quizás no sea tan malo que en algún momento se confundan nuestros recuerdos con los de otro... porque aquello que queremos olvidar, pero no podemos... quedaría en la mente de aquel, en un acto de "Si lo hacés, yo también lo hago" cerraría esa historia para siempre. Al menos para que nuestra mente se relajara un poco más.

Los recuerdos son parte de nosotros, sí. Lo admito. Pero hay algunos que son parte de esa persona primitiva que jamás supo vivir o vivió confundida. Somos lo que somos gracias a ese leve recuerdo que nos frena o no, pero algunos... solo algunos... es mejor olvidar.

¡Que no es lo mismo que no tener memoria!

Besitos grandes y con ruido, don MD... lo extrañé

Anónimo dijo...

Querido Mar-c:

Ese texto describe a la perfección los deseos transformados en recuerdos mentirosos, como ya sabras soy un habitual lector de tu blog y aunque nunca firmo, este grandioso texto merecio mi visita

Nos vemos capo, abrazo!

Lucho.

Andrés dijo...

Mhhh!!
O mejor dicho... ¡snif!
Huele al Ángel Gris... pero me gusta lo que huelo.

Felicitaciones don MD...
Un narrador muy lúcido.

Saludos

A.-