jueves, marzo 01, 2007

MI OTRO YO

Ayer, en un trámite que me insumió toda la mañana y parte de la tarde, en un anexo del Ministerio del Interior, me enteré que durante los últimos nueve años tuve para ley, en un caso singular y rarísimo, dos identidades.
Así es. No se trata de un robo de identidad, simplemente (si cabe el término) fui dos personas al mismo tiempo. Una de ellas era yo, el de siempre y mi alter ego fue Marcelo González (todo esto es en serio). Un tipo con dos nombres y un solo número de documento.
La chica que se encargaba de llevar adelante el papelerío del asunto que me llevó ahí me hizo explicarle mi historia dos veces. Qué porqué habiendo nacido en un determinado año me habían anotado en otro y porqué nunca había buscado mi D.N.I, como ya conté en este mismo espacio en otra ocasión. La chica escuchó la historia, se fue, corroboró unas fechas y volvió diciéndome "qué personaje que sos". Pero la peripecia recién comenzaba ahí. Ya cuando llegué junto a mi hermano que fue conmigo a hacer el mismo trámite, nos identificaron como González. Mi hermano pudo demostrar en un segundo que él se llama de otra manera y fue comprobado por el archivo del Registro Nacional de las Personas del Ministerio con eficacia. Pero a mí no sólo no podían comprobarme nada, si no que toda la documentación física de toda mi vida no estaba en ningún lado ("cualquier renovación que hayas hecho con tu documento tiene que estar acá. Si no está acá no está en ningún lado"). Y el archivo digital, como ya he dicho, marcaba con mi número de documento al señor Marcelo González. La empleada, intrigada, me dijo: "de esto me encargo yo porque es único". Así que esperé bastante y luego salió llamándome: "González, vení". Para empeorar el asunto o darle más misterio, yo acudí al llamado, lo cual despertó la sospecha de la chica. En la puerta me preguntó si en serio me llamo como me llamo, me hizo entrar y me pidió que una vez más le contara la historia del D.N.I nunca buscado. Ahí fue cuando le expliqué que así y todo, aunque en cualquier lado salga Gozález, yo estaba empadronado con mi nombre real y eso fue lo que hizo que ella abriera los ojos bien grandes y exclamara: "¡Justamente por eso, sos dos personas. Es algo que no pasa nunca. Sólo a vos. Nunca vi un caso así"
Por suerte contaba yo con mi partida de nacimiento y mi viejo D.N.I para demostrar mi identidad y luego de confirmarse todo, tuve que dejar y certificar todos, todos mis datos para que, de una vez y para siempre, volviera a ser uno y no dos al mismo tiempo.
Siempre supe que tengo varias personalidades, pero nunca imagine que esto estuviera comprabado legalmente. Fui durante casi diez años un esquizofrénico certificado, con papeles y todo.
Así que casi por casualidad terminé enterándome de este extrañísimo episodio y pude darle fin de manera muy rápida. Tuve que echar a mi otro yo; no tenía opción.
Y ahora que vuelvo a ser un solo tipo, desde las horas que pasaron (en las primeras no podía salir del asombro del extraordinario fenómeno) pienso en el hecho y fuera de cualquier error burocrático, que me resulta hasta simpático, lo veo como algo poético. Un yo que no es yo. Tal vez un personaje paralelo que se hace pasar por mí o me reemplaza cuando me canso de mi propia vida. Y me pregunto: ¿Quién es el impostor? ¿Ese que fui, pero nunca supe que fui hasta ayer? ¿O éste qué, aunque es el original, ya no es el que fue desde un principio, y por lo tanto nunca es el mismo?
El misterio continúa.

Me despido con una anécdota real que le refirió Borges a Bioy y se acerca a esto que siento (intentaré recordarla de la manera más fiel posible):

"Ha llegado ayer a la biblioteca un sobre desde España con un libro y una carta que decía lo siguiente: "Esta es una encomienda para el señor Leopoldo Lugones. He intentado enviarle este libro, pero nunca he podido dar con él. Agradecería que se lo entregaran ustedes"
¿De dónde viene esta carta? ¿Sabe este hombre que Lugones murió hace muchísimos años? ¿Acaso está él en un lugar donde se encuentra Lugones y no ha podido encontrarlo? ¿Dónde estamos nosotros? ¿Qué le pasa a esta persona? ¿O qué nos pasa a nosotros?"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo felicto Gonzalez, por suerte usted ya tiene su nueva identidad.

AleXandra dijo...

Todos tenemos un "otro yo"... ese que dice lo que no nos animamos a decir, ese que hace lo que realmente queremos hacer... Pero cuando nuestro "otro yo" toma verdadera identidad puede ser peligroso... muy peligroso...
Besos!