domingo, febrero 25, 2007

ARGUEMENTOS ALTERNATIVOS DEL AMOR

El problema de la vagancia es que lo obliga a uno a empezar todo de nuevo o cuando retoma alguna actividad, seguirla de una manera imprevista y confusa.
Me explico: Empecé hace unos días a escribir un cuento sobre un muchacho porteño que luego de un agotamiento por exceso de trabajo se va a descansar a Montevideo y allí conoce a una joven francesa de familia exiliada a principios del siglo XX luego de la restauración de la República tras la caída de Napoleón III y de la cual se enamora y este personaje encuentra en su amada ciertas virtudes que le sirven de redención y respuesta a muchos problemas.
Hasta ahí bárbaro. El argumento se desplazaba en esa linea, el enamoramiento repentino y a veces inoportuno (o todo lo contrario); la ciudad uruguaya que es una buena escenografía para contar algunas cosas y el perfil de los personajes iban con lo que quería contar. Pero en un momento la trama queda quieta. No podía seguir escribiendo porque no podía resolver una situación argumental determinada. Dejé el cuento ahí y dije "lo termino después". Y después de hicieron algunos días sin la mínima intención de continuar. Como me conozco y sé que abandono todo a medio camino, me obligué a retomar la escritura. Abrí el cuaderno, la birome (escribo a mano porque puedo ver lo que voy tachando) y releí lo que había escrito. Y me sucedió lo que muchísimas veces me sucede que es que me olvido todo lo que había pensado anteriormente para resolver una situación. Me pregunto con cara de desconcierto "¿Y esto qué es?" o "¿Y cómo salgo de esta trama?". Entonces tengo que inventar un argumento alternativo en el momento y hacer malabares para que encaje con lo que ya está escrito.
Si sólo fuera en los cuentos, esto sería una simple anécdota digna del canal a y podría yo salir ahí diciendo, con cara melancólica, una biblioteca de fondo y poca luz: "sí, una vez quise escribir un cuento de un tipo que se da cuenta al final de su vida que todo lo que le pasaba era mentira, que se lo había inventado todo y nunca había hecho nada y completamente abatido un día abre un sobre y ve que ahí estaba "El idiota de la Familia" de Sartre donde dice que Flaubert tenía una existencia imaginaria, igual que es este tipo, ¿me entiende?, pero no lo escribí porque no me acuerdo como terminaba" (eso me pasó más o menos en serio con ese argumento).
Pero no es sólo en los cuentos. Los vagos, los expertos en perder el tiempo tenemos esta dificultad de andar buscando argumentos alternativos con los asuntos amorosos.
Son innumerables mis fracasos con las señoritas ya por el simple hecho de ser yo; pero cuando se suma que me gusta perder el tiempo, entonces ahí estoy en condiciones de hablar de fracasos abismales.
Como soy muy mentiroso y muy poco seductor (por no decir nada) cuando conozco a una mina que me gusta trato de caerle simpático, le robo alguna información y ahí empiezo con la catarata de mentiras. Supongamos que conozco a una chica en una fiesta, ¿qué le voy a decir? "Sí, el primer capítulo del Quijote de la Mancha es uno de los más bellos de la historia de la literatura" o "Ultimamente me gusta mucho más Góngora que Quevedo...Aaaah, no hay poesía como la barroca". Por supuesto que me encanta hablar de esos temas con una chica que me gusta y si ella puede hablar de eso, logrará enamorarme por los próximos cien años (que sepa algo de libros, música, pintura o lo que sea, ya es mejor que andar sabiendo quién se va de Gran Hermano). Pero igual, es bueno romper el hielo con algunos temas superficiales y ahí arranco con mi caterva de mentiras. He sido residente médico a punto de recibirse, científico, productor de cine, abogado, licenciado en sicología, Psiquiatra, (esta es la que más me gusta) piloto de avión ("mañana tengo que ir a Lima y vuelvo a la noche, así que a la noche si querés vamos a bailar"). En fin, miles de cosas. Pero como siempre mis historias terminan en rechazo el asunto se olvida ahí. Sin embargo, a veces sucede que, por mi propia vagancia de andar conquistando a alguien, me aburro de poner esfuerzo, y ante los antecedentes de rechazos me rindo muy facilmente y al tiempo me encuentro con la misma mina en algún otro lado, una fiesta, una discoteca y la chica me pregunta "¿Cómo van esos pacientes?" y yo ni siquiera me acuerdo que le había dicho. Entonces tengo que inventar otro argumento, otra mentira que se adapte a la que había dicho anteriormente.

Por ejemplo:

- ¿Cómo van esos pacientes?
- Uuf. Mañana tengo que operar a uno del cerebro.
- ¿No eras sicólogo?
- ¡Por eso!, con lo locos qué están, sacarles la sicosis y la paranoia es como hacerles una lobotomía,jajaj.
- Aaaahh. Jajajaja. Pensé que me habías mentido.
- ¡Por favor! ¿Con lo inteligente que sos te voy a mentir?
- Ay, gracias. Qué divino.
- ¿Por qué no vamos a tomar un trago afuera más tranquilos?
- Te agradezco mucho, pero estoy esperando que me invite a bailar ese que está sentado allá.

Y así, una vez más me retiro perdiendo, pero orgulloso de haber podido gambetear la mentira piadosa. Es arriesgado, por eso es mejor no perder el tiempo y hacerse rechazar la primera vez y no dilatar el rechazo y encima tener que usar la imaginación a la velocidad de la luz para tapar el olvido y no quedar como un loco y mentiroso.

Algún día voy a contar unos fracasos memorables y graciosos donde fui despreciado de manera formidable. Mis mejores fracasos. Pero esa, esa es otra historia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribe, señor MD.

Bueno, mire... el tema de dejar las cosas a la mitad, debe tener algo muy oscuro detrás. A mi me pasa, ya es crónico... es más, hay días en los que ni siquiera puedo escuchar una canción completa... Pero no se asuste, somos varios y nos hacemos el aguante.

Poder recordar lo que uno quería escribir es imposible, la idea básica está, pero no somos los mismos en el transcurso de la escritura... y esa vieja idea se va perdiendo, porque claro... aun más detalles la han tapado. Es como tener ese libro perfecto y mandarle arriba la colección de fotografías y a la mierda todo.

Otro tema, pensar que uno le miente a una mujer porque en realidad no está interesado, no me cierra. Porque si no fuera así no dejaría que se "aburriera" con su "aburrida" vida y personalidad.
Siempre he sido yo, y así me va... pero no me gusta inventar, como por ejemplo "Soy voluntaria de UNICEF, siempre y cuando en Cáritas no me necesiten", porque seguramente dejaría la historia por la mitad o no cuento con la información fehaciente para seguirla.
Como a usted, también me gustaría encontrar a alguien que quisiera hablar (en mi caso) de "Los campos de Castilla" de Machado, como los dioses del Olimpo mandan, pero todo en la vida no se consigue, es por eso que existen los momentos de soledad. De los cuales estoy aprendiendo a no quejarme.

Si usted pudiera reconocer y admitir que jamás tendrá que pilotear un avión a Lima, y pudiera contar toda su vida como escribe. Va a tener éxito.

Un besote grande.

Anónimo dijo...

Es Usted tan buena y generosa conmigo Zorra. Empiezo a sospechar (desde hace rato) que me intersa más leer sus comentarios y su Blog que escribir en este blog.
Debo admitir que la mentira de UNICEF me ha resultado muy graciosa porque incluso va acompañada de un argumento muy sólido que es "siempre y cuando en Cáritas no me necesiten". Pero infiero que Usted es una mujer muy seductora también en persona y no necesita andar diciendo esas cosas. Yo miento un poco por inseguridad y otro poco por costumbre, pero abandono las mentiras porque ya sé como termina la historia (nueve y media de cada diez mujeres me repudian). También disfruto la soledad y tiene su encanto y es verdad, aunque suene a vil mentira, que cuando conozco a alguien que me interesa digo cosas imposibles, porque tal vez no haya algo más imposible que la verdad, que las propias miserias que maquilladas con una sonrisa suenan menos horrorosas, pero que si despiertan otra media sonrisa en la que escucha, entonces sé que he dado con la persona indicada.
Por último dos cosas: gracias por haber comentado en los últimos post y muchas gracias por la consideración que ha hecho tanto sobre mi modo de escribir (Usted exagera, pero a mí me hace feliz así que no la contradigo) como la interpretación del vuelo a Lima. Usted ha entendido muy bien y ha notado algún detalle que nadie ve, y eso, de su parte, a mí me alcanza y mucho.
Gracias.