domingo, abril 09, 2006

ACÁ QUE HABLE EL QUE SABE… Y EL RESTO QUE APRENDA

Ya llegué, no desesperen… Es que me quedé dormido, no encontraba las llaves, me llamaron a último momento y… bueno, no importa…
Por cuestiones que mezclan política, ética, derechos humanos y un juego de cubiertos de plata de 1948, no será posible publicar la entrevista al presunto hijo de Hitler. Pero así como mi ausencia en el día de ayer fue efectivamente remendada por mi socio, en el día de hoy yo soy el encargado de reemplazar la entrevista por material de último momento. Último momento por tener que escribir algo para no fallar de nuevo, y no porque sea necesariamente algo nuevo. De esta manera les presento la única y verdadera historia jamás contada sobre el primer contrato discográfico del señor Rod Stewart.

En los fines de la década del 50, Rod Stewart manejaba un auto que él mismo había fabricado con ayuda de un primo mecánico que había quedado discapacitado mentalmente luego de un accidente en la fosa de su taller, y un viejo amigo ingeniero naval (el fútbol no le había dado una buena vida al futuro astro). El auto no tenía freno de mano, cosa comprensible si se analiza los personajes involucrados en su construcción. Es más… el freno de mano era sólo un detalle, ya que se cuenta que milagrosamente el resto funcionaba perfectamente.
Stewart dejó su fugaz oficio de cavar tumbas al leer un epitafio que decía “Henry Lancaster – 1935-1956 – Muy poco tiempo para hacer algo interesante”. En ese momento, el ex futbolista pensó “si voy a hacer algo, debe ser pronto, porque puedo morir en cualquier momento”. Fue así como compuso sus primeras melodías y escribió sus primeras letras, totalmente olvidadas hoy en día, ya veremos por qué. Se dirigió con sus papeles y una barata grabación (que le costó $7,50 en un estudio de Edimburgo) a una pequeña empresa discográfica local que comenzaba a crecer en la industria: Castaway Records. Sucedió que Stewart llegó al sitio con su auto sin freno de mano. Luego de unos pocos minutos de hablar con personal de la discográfica, firmó su primer contrato para grabar un disco y hacer cuatro shows en localidades cercanas. Contento por el logro, salió a la calle justo a tiempo para observar cómo unos jóvenes que aguardaban a la salida del edificio poder ver alguna celebridad local se apoyaban sobre su vehículo, el cual comenzó a deslizarse en la leve pendiente de la calle para terminar colisionando contra un Chevrolet Corvette 1958, destrozando por completo el frente del auto americano. Al instante se apersonó el equipo de seguridad de la discográfica, quienes dieron pronto aviso al gerente de la empresa sobre el suceso. El gerente de la empresa, de más está aclararlo, era el dueño de tan imponente auto. Al momento se asomó a la ventana de su despacho, y se quedó viendo atónitamente la escena por pocos segundos. Desapareció y volvió a asomarse, esta vez con unos pocos papeles en la mano. Gritó “esto debería pagar el daño que me has causado”, junto a algunas palabras soeces, y quemó el primer contrato de Rod Stewart, dejando caer las cenizas que se esparcieron por el aire. El músico debió esperar hasta la siguiente década para comenzar su carrera en el arte, y hacerlo dentro de bandas mediocres (exceptuando Faces) antes de lucir sus cualidades como solista… las grabaciones que presentó en Castaway fueron efectivamente pulverizadas por el mismo personal que decidió su contratación. Esta es la historia del verdadero primer contrato de Rod Stewart.
Castaway Records presentó la quiebra al año siguiente.

Dr. Ibarrola
Mat. Nac. 90-60-90

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