viernes, agosto 21, 2009

FUERA DE AQUÍ, PLANETA

No sin alarma me doy cuenta de que me he vuelto en un hombre muy supersticioso. Quizás toda la vida simulé alguna distracción al respecto, pero esta semana me han pasado cosas raras y dejé entrever, en voz alta, una razón sobrenatural.
Tengo mis razones: ordenando unos videos, encontré parte de mi colección de capítulos de Seinfeld (tengo grabados muchísimos capítulos desde que la serie estaba al aire originalmente – creo que se dejó de dar en 1999, y se repite hasta hoy). Hace mucho que no veía Seinfeld, y ante el entusiasmo de los títulos de los episodios escritos en la etiqueta me dije “muy bien, basta de este asunto del orden; es mejor ver este video”. Pasa el primer capítulo, otro más y al tercero la videocasetera sencillamente dejó de funcionar con video adentro y todo. Infructuosos y hasta ridículos fueron mis intentos de prender el aparato y apretar el botón “eject”. Nada. Prendo, aprieto play y se enciende la luz de rebobinado (pero no rebobina nada, sólo prende la luz). Intento otra vez sacar el video y se apaga. Así durante una hora. Al otro día fue lo mismo, y el video sigue ahora mismo sin dar la menor señal de querer salir de ahí.

Ya venía yo maldiciendo contra algunos movimientos torpes que vengo ejecutando o que simplemente suceden: se me caen las cosas de las manos, me duermo a las 7 de la mañana después de escribir toda la noche y un mensaje de texto sobre la promoción “duplicate” de la empresa de telefonía me despierta a las 9 de la mañana y ya no puedo seguir durmiendo más (quedando mucho más débil, más torpe y más malhumorado, mucho más de lo que soy todos los días –sí, soy todas esas cosas todos los días, pero no tanto como esta semana-), y en la máxima de la mala suerte me corté con una botella de agua mineral...¡de plástico!
No conozco a nadie que se haya cortado abriendo una botella de agua de plástico. Es insólito; eso pasó hoy.

Pero la maldición eléctrica sigue: mi secador de pelo, fiel aliado a la hora de salir a la calle inmediatamente después de una ducha (no me gusta salir a la calle con el pelo mojado, y menos con días de frío), dejó de funcionar siguiendo el mismo modus operandi de la videocasetera: anda, anda, anda, se apaga lentamente. Luego de un pequeño berrinche tiré el secador por cualquier lado lleno de bronca y frustración. Por la noche lo desarmé y no encontré falla alguna. Sí encontré bastante suciedad. Esos aparatos se llenan de mugre sin que uno lo advierta, y lo limpié con paciencia. Anduvo. Mi felicidad fue extrema y me dije “mañana tendré secador a costo de arreglo cero”.
Llega la mañana, me ducho, prendo el secador y deja de funcionar al moverlo. Me doy cuenta de que hay una falla en un cable, hago otro movimiento y salta la térmica. Si no fuera por el disyuntor éste post no lo estaría escribiendo yo, si no que sería un aviso necrológico de algún amigo contando mi trágico deceso: “nuestro querido amigo Marcelo D’Onofrio murió al ser fulminado por un secador de pelo mientras se peinaba”, la cual sería la muerte más absurda y humillante del mundo. Dios bendiga al inventor del disyuntor.

Prendo la computadora y no anda. Me llevó horas hacerla funcionar, pero aquí estoy, contando esta anécdota.

Y mi conclusión desde hace días (aquí entra el asunto de la superstición) es que todo esto se debe a la presencia de Júpiter en alineación con la Tierra. Desde que apareció ese planeta todo anda mal. Y no soy el único que lo dice: ya recibí quejas de varias amistades sobre cuestiones misteriosas a la voz de “está pasando algo raro”. ¡Sí, señor! Lo que está pasando es que Júpiter no se va y trae un magnetismo raro o algo así. Lo que era una fiesta astronómica se convirtió en un problema.

Te quería tanto, Júpiter. Con tu color y tu ojo que todo lo mira...ahora te odio.
Fuera Júpiter, basta de presumir tu inmensidad (allí debe radicar el problema: Júpiter es más grande que todos los otros planetas juntos, y La Tierra se debe sentir intimidada). Basta de tu ojo inquisidor y vuelve a tu lugar, a ver si así los artefactos eléctricos vuelven a su normalidad. ¡Quiero sacar mi video de Seinfeld! Ahora voy a tener que comprar la colección en DVD (que no quiero prenderlo por miedo a que deje de andar).

¡Fuera, Júpiter! ¡Fuera!

3 comentarios:

B dijo...

"Esos aparatos se llenan de mugre sin que uno lo advierta"

me reservo el comentario, D´Onofrio...

B dijo...

y hay solución para neutralizar a esas fuerzas, ¡ah! pero vos no crees en eso (o no creías? "todo sea por un video de Seinfeld")

Marce D´Onofrio dijo...

No creo en nada, salvo que sea algo que, efectivamente, recupere mi video. Pero además la magia debe ser completa: tiene que soltar el tape, volver a prender y reproducir sin problemas.
Mientras eso no suceda, me declaro en huelga de fe.

Ahora que hablamos de magia, me acordé del libro Una Magia Modesta.

Felicidades por el examen aprobado.

Besos.