miércoles, junio 03, 2009

EL SUEÑO DE MIS MULTITUDES

Sin explicar qué soñé, porque eso es muy aburrido, voy a contar esto: soñé con una situación muy nítida y desperté, quizás por la alegría de haber podido imaginar dormido algo que me puso muy feliz. Volví a dormirme y dentro del sueño, la historia continuó. Otra vez desperté gracias a un llamado telefónico (el teléfono ha sonado todo el tiempo desde muy temprano; eso me pasa por no apagarlo). Seguí contento porque continuar una historia en sueños es bastante complicado y otra vez me quedé dormido pensando en Dios sabrá qué cosa. Y aquí lo mejor: la historia del sueño continuó revelándose como el mejor sueño que he tenido en toda mi vida. Jamás había imaginado una situación como la que soñé y desperté con una idea: alguien se encarga de repartir sueños y sólo dos de esos sueños pueden ser el mejor o el peor del universo; los demás serán confusos, inverosímiles, con mayor o menor importancia, y muchos serán olvidables.
Durante las noches y los días, sólo una persona tendrá el peor sueño y la otra el mejor. Después los sueños serán rotativos hasta que en algún momento de la vida, otra vez uno podrá tener el mejor sueño del universo, y así por siempre. Por la cantidad de personas en el mundo, las probabilidades son bajísimas. Pero yo, esta vez, no pretendo tener nunca más el mejor sueño del universo; ya lo tuve hoy.
Esta noche, será de alguien en Australia, en Paraguay o en China; pero anoche, el que entrega los sueños, por azar o con intención, decidió darme las escenas de la mejor película que yo haya visto jamás.
Uno siente, en esas imaginaciones, que es el dueño del mundo.
Luego, al despertar y recordarse (“esa palabra tan criolla” decía Borges), ya comienza la desdicha, pero queda un extraño resabio de felicidad, aun sabiendo que ese sueño no existe, más que en esas multitudes que uno contiene.

¿Será mi sueño una revelación como los héroes que juegan a las cartas que sueña Emilio Gauna? ¿Estaré entonces cerca del final?
Por lo pronto, me limito a seguir buscando, en el carnaval, a esa mascarita que alguna vez conocí, pero que igual debo seguir buscándola para que de un sentido más al sueño; al mío y al de mis multitudes.

¡Viva Bioy! ¡Viva Whitman! ¡Viva Freud!

3 comentarios:

Prat Gay dijo...

el ¡viva Freud! me hace pensar que estás grave...

estás seguro que fue un sueño y no producto de drogas pesadas????

bueno, igual si después de eso, decís viva Freud, te están haciendo bien.

Lucho dijo...

marce, te habla un viejo amigo...

adivinaste

soy Lucho como andas capo jaja


por lo general los buenos sueños quedan en uno y los malos los recordamos para purgarlos.

maestro mañana te llamo para ver en que andas, creo que tengo bien tu celular. y si no hablamos por msn

un abrazo cuidate


Lucho Enterrio

Guillermina dijo...

Es verdad! claro que es así! no me había dado cuenta. Yo todavia no tuve el mejor sueño del mundo, pero a veces me tocan repetidos... los deben barajar mal.