viernes, diciembre 19, 2008

LA IMPUNIDAD DE LA VEJEZ (Y UNA MUY BUENA NOTICIA AL FINAL)

Algunos posts de este blog están escritos con alguna anticipación; aunque sea un día antes. Lo demás son improvisaciones. Algunos quedan una afuera por motivos de estilo, duración, temática o simplemente quedan abandonados e inconclusos.
Revisando esos out-takes encontré uno aburridísimo sobre una jornada en un banco. Como fue un episodio real, al leerlo uno puede quedarse dormido al tercer renglón. La debilidad de este tipo de relatos se encuentra en que uno cree que todo lo que nos sucede es digno de ser contado. Craso error.
Pero me di cuenta que ese post tenía la intención de describir algunas situaciones que protagonizan personas mayores.
Ser viejo, digámoslo de una vez, implica creer que se es impune (de hecho se puede pedir el arresto domiciliario, lo cual impulsa a los vetustos a incrementar sus creencias de “puedo hacer lo que quiero porque soy muy viejo).

Estuve ese día (enero pasado) atrapado tres horas con, exactamente, 140 personas (en su mayoría jubilados) y ese lapso me dejó ver algunas cosas.

Rescato de ese relato trunco estos pasajes:

“Luego concluí también que ser viejo es un problema enorme o una bendición absoluta. Las personas grandes están abstraídas de todo. Se mueven con impunidad.”

“(...) un señor apareció, no sé de dónde, vestido con traje beige, alpargatas de tela azules y anteojos negros de carey; se paró al lado mío y le preguntó a la empelada de informes si no podía pagarle ella su jubilación ya que “no quería tener que esperar tanto”. La chica le dijo que eso no era una caja de cobros o pagos (el tipo pretendía que la mina dijera “sí señor, cómo no, espere que tengo el dinero en el cajón ¿cuánto cobra usted”) y que, si prefería no esperar, podría retirar su sueldo en el cajero automático, sólo para que el señor respondiera “es que yo le tengo idea a al cajero”.

“Otro viejo rarísimo, con audífono gigante y un camperón de lluvia (recuerdo que estamos en enero con temperatura promedio de 30º), igual al pingüino de Batman, interpretado por De Vitto, pero tal vez de unos 200 años, iba de aquí para allá saludando a todos los empleados que veía, gritando: “¡lo felicito!”

Espero que al ser viejo (a eso de los 120 años), mis nietos digan “ahí está el abuelo quejándose de todo, otra vez” mientras pego con el bastón arriba de la mesa y gritando “¡en mis épocas había internet y nadie se quejaba! ¡Ahora están todo el día con eso de la teletransportación y ya no se respeta nada, mocosos del diablo”

Recuerdo que una vez con Ibarrola conversábamos acerca de este tema y concluimos que seríamos definitivamente viejos cuando no entendiéramos cómo funciona una máquina de teletransportación o un teléfono celular telekinético, que serán, obviamente, los aparatos que se usarán en el futuro, junto a las patinetas voladoras de Volver al Futuro.

Y hablando de vejez, esta noche tengo una reunión de compañeros de escuela primaria (luego de no haberlos visto a casi todos en 13 años) y confieso, que la idea me aterra un poco...bastante. Veremos qué pasa.

Y mañana, si estoy de buen humor, sólo si estoy de buen humor (porque soy muy temperamental), voy a publicar una reflexión sobre esta mentira de la crisis económica mundial que le va a volar la peluca a más de un economista y a los prestigiosísimos estudiantes de esas “ciencias” y de marketing (que hablan con una autoridad como si se dedicaran a estudiar la división del átomo y la búsqueda del Campo de Gibbs).

Así que ya están advertidos sobre la polémica que se viene (y espero que se vayan anoticiando las grandes eminencias de Estocolmo, a ver si van soltando el Nobel para este lado de una buena vez, porque ya me estoy cansando de pedirlo. Porque después va a ser tarde y van a decir “ay, ay, ay, se lo tendríamos que haber dado, ¿ahora qué hacemos?” y van a tener que ir a llorar a la iglesia. Así que amigos suecos, el cheque pónganlo nomás “al portador” que yo me encargo del resto).

ACTUALIZACIÓN DE ULTRA ÚLTIMO MOMENTO:

Viniendo a publicar este post, acabo de ver la revista Newsweek con Charly García en la tapa, presentando una nota exclusiva.
Se lo ve fenomenal, y quiero decir aquí, con una alegría hija del cariño y la amistad, que el nuevo estado (que vengo siguiendo desde el primer momento desde lejos, pero con información de primera mano) de mi querido maestro, es una de esas situaciones que me producen felicidad y que, sin ningún pudor, comparto con ustedes, a quienes considero también mis amistades.

¡LARGA VIDA AL GRAN GARCÍA!

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