lunes, agosto 21, 2006

VOLVER (SIN IRSE JAMÁS)

Anoche domingo fuimos al cine a ver "Volver" de Pedro Almodóvar. Es una pélicula estupenda y la recomiendo mucho, ya que aparte de un excelente argumento, cuenta con las espléndidas actuaciones de Penélope Cruz y Carmen Maura. Si bien uno sospechaba que Cruz era buena actriz, tal vez me he dejado llevar bastante por el prejuicio hacia los films hollywoodenses y he apreciado más el encanto físico de esta mujer que sus dotes actorales. Quizás en esos trabajos no pudo desenvolverse en toda su capacidad. Sin embargo en este largometraje, aparte de mostrarse (y ser) bellísima (más que en cualquier otra película), actúa de mil maravillas y su actuación es siempre creible y tiene una fantástica capacidad para pasar de la tragedia a la comedia y viceversa en una misma secuencia de una forma admirable.
Por supuesto Carmen Maura no se queda atrás y su personaje es conmovedor y querible. Esta película y estas actuaciones seguramente estarán nominadas a muchos premios y no me sorprende que los ganen.
Alomodovar es un excelente director y guionista. Puede llevar una situación terrible a un extremo que da gracia, y a su vez puede, en una gambeta genial, plantear una situación absurda y convertirla en una reflexión que queda picando en la mente del espectador. Los planos y la fotografía que propone el director son una obra de arte por sí solos, que le pasan el trapo a cualquier superproducción con grandes efectos especiales. Es estéticamente linda, y hacer algo lindo estos días, llenos de estupideces y vulgaridades, es algo casi imposible. Almodóvar puede destrozar y poner en ridículo los millones de dólares puestos en un superman digital con un primer plano de los ojos llorosos de Cruz, o con un plano donde las protagonistas limpian las tumbas de sus padres en un cementerio de un pueblo español lleno de prejuicios y supersticiones y en segundo plano, por detrás se ve a una mujer mayor hablando por celular. Detalles técnicos intencionados y a la vez (y sobre todo) artísiticos que muestran y demuestran que para hacer el mejor cine del mundo hace falta una sola cosa: talento.
Camila y yo salimos encantados de la sala y quiero agradecerle a ella la invitación y la (inmejorable) companía, ya que hace casi diez años que no iba a al cine, y estoy muy contento porque puedo decir que la espera valió la pena, en todos los sentidos.

Mar-c