lunes, mayo 22, 2006

NO SOY SÓLO UNA CARA BONITA, UN GRAN FÍSICO, UN TIPO INTELIGENTE, CULTO, UN ARTISTA DEL CARAJO Y UN SER SUMAMENTE HUMILDE...TAMBIÉN SÉ HABLAR INGLÉS

Lo que pasa es que hace rato que no hago una contribución a No somos nada, y la gente está empezando a decirme “eeeh, pero al final usted (me tratan de usted porque me respetan mucho… o porque no me quieren, no sé) en ese lugar no escribe nada, y se cuelga de la fama de su socio, aprovechando para hacerse valer entre las mujeres!” y como yo a veces me pongo medio jodido, en lugar de desmentir todo, agarro y digo “sí! Y qué?” y me doy media vuelta y me subo al primer colectivo que pare. Así fue como terminé en Tigre Hotel, después de una hora cuarenta de viaje en el 60. Es que en algunos puntos de la ciudad el 60 pasa muy seguido, y pasan muchos, entonces es fácil equivocarse y subirse a uno de esos. Además tiene el color parecido al 93, que viene para casa, entonces mi situación es todavía más peligrosa. Es todo muy confuso.Cuestión que cuando llegué a Tigre Hotel (me había quedado dormido, porque a mí discutir me da sueño) me bajé y me puse a esperar el colectivo de vuelta, pero me dí cuenta de algo… no tenía más monedas. Todo por culpa de la máquina de sacar ositos. Por lo menos tengo un teletubbie color rojo que tiene un papel metalizado en la panza como si fuera un espejo o un televisor. Eso ya era algo para entretenerme en el camino de vuelta, que dividía Tigre Hotel de, aproximadamente, el cementerio de la Chacarita. Así que tomé aire y me puse a caminar, despacito y por la orilla como meada de visita, silbando bajito la marcha peronista.Luego de unos 35 minutos de caminata, me encontré cerca de una especie de asentamiento del Partido Comunista cerca de la panamericana, y decidí hacer del viaje algo un poco más divertido. Me acerqué con cara de interesado, al ver que había un grupo de unas 20 personas reunidas en el lugar discutiendo enfervorizados sobre si la ley de genéricos era un golpe a los laboratorios multinacionales, o simplemente se trataba de un movimiento de demagogia más por parte del gobierno de turno… Parecían estar todos de acuerdo en que hubiera sido más útil incluir en la Constitución Nacional las reglas del pool de bar, y evitar que la gente diga “ah, metiste la mía, son dos tiros para mí” o “se puede separar hasta 2 cm la blanca del borde si no le puedo pegar bien, así que dejame”, que son sólo dos de un gran grupo de sentencias que inician discusiones, peleas y hasta funerales en las noches porteñas.Cuestión que me acerqué sigilosamente hasta que alguien notó mi presencia. Fue en ese momento en el que declaré: “lo que pasa es que lo tienen ahí a Stalin embalsamado, pero las manos de Perón dónde mierda están?”. La gente dudó. Me vieron como uno ve al tipo que le pide algo por la calle en un idioma ininteligible, pero por las dudas uno dice que no. Y estos tipos hicieron lo mismo… me miraron y no dieron pelota a mi pregunta, volviendo a su discusión. Lo cual me dio la perfecta oportunidad para rematar diciendo: “y claro… qué mierda van a saber estos comunistas sobre nada que no sea Fidel y que los pobres de Cuba viven mejor que los pobres de acá? Manga de atorrantes, los llego a ver otra vez cerca de mi facultad y les pateo el cerebro de manera tal a cada uno de ustedes que van a tener que tomarse el subte hasta Diagonal norte para encontrarlo!”. Ahí se me vinieron al humo.Me puse a correr riendo fuertemente como un desquiciado, y le apunté al ojo al que parecía más grandote. Le tiré con el teletubbie y lo lastimé feo. Se ve que justo le pegué con una partecita mal cosida del papel metalizado ese que tenía el bicho en la panza, que era medio filoso, y el tipo estaría con el ojo abierto... cuestión que le pegó ese pequeño televisor justo en el ojo y el tipo cayó. Estarían pasando a Tinelli, porque el gordo gritaba “aaay, mi ojoooo, no puedo veeer, qué sufrimientoooo!!!” Y ahí como que se paralizó todo el resto. Fue como David y Goliat, y los demás vieron que hice caer a la Gorda Matosas esa que tenían de líder, y se quedaron en el molde. Así que de a poco dejé de correr, y me dí media vuelta para verlos. Me miraban. Así que dije: “mañana vuelvo y te la pongo a vos!” mientras señalaba a la multitud, lo cual hizo que todos se miraran entre ellos con un poco de miedo y un poco de hambre.Mucho más tarde llegué a casa y mi familia ya había comido. Me tuve que calentar los fideos que ya tenían como el bordecito medio duro. Una porquería.

Doc. Ibarrola
(para mi cumpleaños quiero un teletubbie)