jueves, febrero 19, 2009

POST DE EMERGENCIA (UN OUTTAKE)

A veces, cuando uno escribe para un blog (lo sabrán bien), adelanta algún material, improvisa a último momento, y también deja montones de textos truncos.
Entre todas esas cosas, algunas se descartan porque surge algo mejor, o por simple desidia.
En este caso, hoy publico un capítulo inédito de "Los pensadores modernos" que por razones casi artísticas quedó afuera de los posts del año pasado. Creo que es el más flojo de los episodios de esta serie ya que contiene algunos datos personales o de actualidad que terminan por no ser humorísiticos, y quizás hacen perder el ritmo de la idea central: la parodia a los programas culturales.
No sé si hago bien en publicarlo, pero el post que estaba programado para hoy tuvo una falla técnica, así que será guardado hasta el fin de semana.

Sepan disculpar las molestias.



Música con cornetas:
N.S.N. tiene el lujo de presentar

Los Pensadores Modernos.

La escenografía es un telón negro, un cuadro, aparentemente de Paul Klee, una maceta y una mesa de vidrio.

Conductor: Qué alegría estar otra vez entre ustedes. Hemos recibido muchos mails, la mayoría spam. Hoy presentamos, otra vez al invitado que más veces vino a este programa, más que nada porque es el único que nos dice que sí. Con ustedes el inefable MD. ¿Qué tal querido D?

MD: (tomando agua) bien, gracias.

Conductor: Se lo ve más joven. Debe ser por el agua ja ja ja.

MD: (muy serio) es que estoy tomando antibióticos y no puedo tomar alcohol. En verdad casi nunca tomo alcohol, pero no sé por qué cuento esto y justo a vos

Conductor: La vida sobria como le dicen...

MD: ¡No, ya te dije! Casi nunca tomo alcohol, pero no es importante...no me gusta esa gente que toma para modificar los panoramas. Ya tuve 17 años.

Conductor: Hoy vino más polémico que nunca. ¿Acaso piensa que la juventud toma demasiado alcohol?

MD: Esa pregunta está bien para Facundo Pastor, pero vos...a ver, no sé.

Conductor: sin embargo se ve que la juventud está descontrolada...

MD: (interrumpiendo) No, no. Cuando yo tenía 15 años también decían que los pibes tomaban mucho. Eso lo dicen las personas que tienen 10 años más. Yo ahora tengo esos 10 años más y ya no entiendo a los adolescentes, pero no veo grandes modificaciones con las conductas de hace una década atrás.

Conductor: Ahora hay flogger y emos.

MD: Y antes también había, pero se llamaban de otra manera. Mirá, todo cambia según envejecés. Antes si había uno que era un emo, se lo llamaba de otra forma, y capaz le pegabas; ahora ves a un emo y te contenés de no pegarle. Cambian los nombres y los impulsos.

Conductor: ¿Usted perteneció a una tribu urbana?

MD: No, no tenía tiempo. Ahora capaz me hago flogger.

Conductor: ¿En serio?

MD: Más bien que no, viejo ridículo.

Conductor: (arreglándose la corbata) ¿Podemos ir un poco a su pasado?

MD: No creo.

Conductor: Porque aquí cuando dijimos que venía, un productor dijo “qué habrá hecho antes de esto, que es nada? Y otra productora dijo “otra vez viene?”

MD: Claro, no, no. Bueno, veamos qué querés saber.

Conductor: ¿Cuándo se dio cuenta de que el arte lo llamaba?

MD: Yo creo que fue...sí, no, pará...sí... fue un 12 de julio de 1998 a las...15 horas.

Conductor: Qué preciso.

MD: Ah sí, sí.

Conductor: ¿Y cómo fue ese llamado?

MD: Una voz que me decía “vení, vení, soy el arte”

Conductor: ¡Contundente!

MD: Con tu diente.

Conductor: ¿Cómo?

MD: Contundente, claro.

Conductor: ¿Usted fue actor de teatro? ¿Es verdad eso?

MD: No, no. Una vez estuve en teatro, pero de chico. De grande los actores me parecían aburridos. De todos modos mi mejor actuación fue en el Hospital de Clínicas, cuando me tuve que hacer pasar por loco.

Conductor: ¿Usted se hizo pasar por loco?

MD: Sí, pero es una anécdota que conté mil veces.

Conductor: Aquí no la contó.

MD: (fastidiado) en resumen, me hice pasar por loco, necesitaba un certificado específicamente del Clínicas, del área de psiquiatría. Había muchos locos y la única forma de ser atendido era también estar loco. Pasé tres filtros hasta que todo se hizo muy pesado y tuve que aclarar que estaba cuerdo.

Conductor: (alarmado) ¡Eso es muy peligroso¡

MD: Eso me dijeron. Pero era menester. De todos modos no advertí el peligro hasta que vi que venían los monos para encerrarme. Ahí expliqué que era mentira. Al último médico que vi le hizo tanta gracia que me dio el certificado.

Conductor: ¡Es un plato!

MD: Es más bien aburrida esa historia. A veces la uso para ejemplificar que las historias inventadas son mejores que la realidad.

Conductor: ¿Le parece?

MD: ¡Pero claro! ¡Mire si todo se tratara de la vida personal! Todo se va modificando. Esa historia sirve como ejemplo: primero fue graciosa, luego se hizo peligrosa porque corría riesgo de quedar internado por un chiste, y al final es triste y aburrida. En cambio si la historia es inventada puede esconder deliberadamente esos significados u optar por uno solo, y se mantendrá inalterable. Por eso defiendo el argumento ante la improvisación sin base.

Conductor: ¿Qué está escribiendo?

MD: (guardando un papel y una birome) No perdón, era un chiste de Sapag que recordé. Lo voy a usar para mi contestador automático.

Conductor: ¿Se puede hacer arte feliz?

MD: ¡Y dale con el arte! No sé. A ver...el arte feliz es difícil y a veces es insoportable. Puedo confesar a esta altura que no soy un artista ni soy feliz.

Conductor: ¿No cree en la felicidad?

MD: No, no. Me parece una idea muy torpe. Pero no quiero detallar mucho, si no me voy a ganar algunos enemigos.

Conductor: Tiene amigos felices...

MD: Los más inteligentes por lo menos desconfían de eso. Pero no digamos más.

Conductor: Usted...déjeme citarlo textual, dijo “yo no sé lo que es el amor, no sé ni siquiera si esa cosa existe; pero si viene con la forma de una mujer que me guste, me dejo engañar fácilmente”.

MD: ¡Yo no recuerdo haber dicho eso!

Conductor: Pero lo dijo.

MD: Bueno, quizás. No importa. ¿Y?

Conductor: ¿Sigue creyendo eso?

MD: ¡Más bien! Pero está bastante completa esa frase. La dejo así...si la he dicho yo, la dejo así.

Conductor: se lo digo porque usted alguna vez relacionó el amor con la felicidad y luego rompió con esa idea.

MD: puede ser, es fácil creerlo así. Lo difícil es creer lo contrario. Estoy un poco confundido...yo...no sé. Tal vez lo dije porque creo que ninguna novia me ha querido.

Conductor: ¿En serio cree eso?

MD: Ajá. Estoy seguro de eso.

Conductor: Parece un poco tendencioso...

MD: ¡Es de lo más tendencioso! Por supuesto. No vale la pena extenderse.

Conductor: ¿Pero usted ha querido?

MD: No lo suficiente, evidentemente.

Conductor: ¿Qué proyectos lo esperan?

MD: Voy a hacerme pescador de un barco de bandera ucraniana. La vida del marino ucraniano es muy emocionante.

Conductor: ¿Alguna palabra final?

MD: (muy melancólico) Sí, ya que hemos hablado del tema, voy a explicar la relación directa entre el amor y la felicidad. Hay un secreto, hay una clave. Teniendo esto en claro, el amor siempre será accesible y no algo lejano. Es más sencillo de lo que parece. La clave es...

(Se corta la luz)

Una voz: ¡Eh! Pará loco, ¡nos quedamos a oscuras!

Conductor: ¿Qué pasó?

Voz: ¡El disyuntor!

MD: ¡Traé un destornillador!

Voz: Se jodió acá

MD: (a los gritos) Hacé lo que te digo...traé el destornillador

Conductor: Eh, ¡la billetera!

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