miércoles, agosto 27, 2008

LAS PARTIDAS, EL AMOR Y EL MINI MOOG

Por una razón muy extraña, que no llego a comprender (o sí, y me hago el gil), desde el viernes tuve una seguidilla de malos sucesos, que me afectaron de una forma en la cual me acerqué más al comportamiento de un esquizofrénico que al comportamiento de un ser humano común y corriente.
Ya desde la semana pasada venía con esta idea: soy perseguido por fantasmas.
No, no fantasmas de otras dimensiones, si no por recuerdos y viejos amores que rondan por ahí, y esa idea no me dejaba tranquilo.
Cuando empecé a comprender que no era nada grave, una persona a la quiero muchísimo, me anunció que se va a vivir muy lejos de aquí; y si bien no nos vemos nunca, me di cuanta de que detesto que la gente que quiero se vaya a otra parte.
Esa noticia, que me alegra por esta persona, pero me entristece por mí (¿el egoísmo es naturaleza humana? ¡Desde Rousseau que se habla de eso!) me puso frenético. Como si estuviera tomando anfetaminas. Y sucede lo que sucede cuando uno se excede con medicamentos: se dan los efectos adversos. Pasé de la euforia (como hablar a toda velocidad sin parar), a no decir una sola palabra y dejar caer alguna lágrima, para luego volver a unos monólogos imposibles de entender, sobre los temas más variados, tal vez como una distracción para no mencionar lo evidente.
Esta noticia y sus hilarantes consecuencias en mí, me agarraron justo cuando escribía un ensayo sobre la igualdad del desamor y la muerte. Un ensayo muy serio, sin ninguna autoreferencia, hasta que empecé con el comportamiento errático y tuve que dejar de escribir porque comenzaba a parecerse a un manifiesto humorístico.
Entonces me puse a tocar el piano y dije “necesito algo más” y me fui hasta el centro en donde encontré un Mini Moog (uno de los primeros sintetizadores que se inventaron y un instrumento muy deseado por los tecladistas) y el vendedor me dijo que no me lo vendería nunca porque era muy viejo y se desestabiliza muy fácilmente (esos teclados, aunque parezca mentira, se desafinan) y me dijo “si querés un Moog, te dejo probar el nuevo” Es una nueva versión del viejo teclado, también analógico, pero sin las fallas que tenía el anterior. Me puse a tocar y nunca fui tan feliz. Era como un chico jugando con un juguete carísimo (3.000 dólares). Hay que estar por lo menos una hora para entender el funcionamiento de algunas cosas en este aparato (está lleno de perillas y botones, y es muy, muy difícil conseguir un sonido fijo y determinado. Algún día lo compraré). Luego probé pianos eléctricos y ya no pude seguir tocando, no porque no quisiera, si no porque tengo el brazo izquierdo lastimado: antes de irme a ver el Moog, tuve una discusión en la puerta de mi casa, y en ese frenesí de “feliz, enojado, feliz, enojado, sicótico” subí hasta mi departamento no sin antes darle una trompada a un matafuegos que hay en la escalera. No soy un tipo violento, pero no pude evitarlo. El detalle: la mano quedó intacta y sin ningún dolor (en los últimos años aprendí a pegar con cierta clase), pero no calculé el ángulo cerrado del golpe. Al estar el matafuegos a mi izquierda, debería haberle pegado con la diestra; sin embargo le di un zurdazo. Eso provocó que hiciera un mal movimiento (por el ángulo cerrado de la escalera) y me resintiera tremendamente un músculo por debajo del hombro. Apenas podía mover el brazo.
Horas antes de esto, varias horas antes (ya no distingo bien los días y las cosas) estuve y estuvimos viendo películas de Woody Allen a lo loco. No creo haber visto tantos films en tan poco tiempo. Ahora mismo debo ir a ver el siguiente que alquilé. Y cuando terminé de ver Annie Hall, en la escena final (tal vez la mejor de Allen, incluso que Manhattan, que ya había visto, pero no recordaba bien) me dije: “ese es el mensaje. Eso es lo que me pasa” Y luego de reír, llorar, reír, llorar y ser un poco sicótico, decidí empezar con un proyecto con el que con mi amigo Mariano Iturralde nos venimos dando manija desde hace unos días: un cortometraje.
Así que espero algún día escribir ese film. Ya lo tengo todo argumentado en la cabeza. Ahora habrá que escribirlo.

Dos cosas más:
La primera no puedo decirla, pero es para generar misterio.
La segunda es que esta noche, como todos los miércoles a las 21 hs (o un ratito antes) estamos FM ISER con “Culpa de Todos”, que se puede escuchar desde www.comfer.gov.ar (en esa página, abajo a la derecha está el link que abre el postcad de la radio)

Listo, escuchen el programa que vamos a decir muchas cosas, y van a poder escucharme teniendo un brote eufórico/ depresivo en vivo y en directo.

Los amo, los odio, ¡denme más!

Bonus track:
Miren: esta noche comiendo, mi amiga del post del edificio circular, que es la que está sentada arriba de otra amiga, a mi derecha, me dijo que tenía unas fotos mías de un cumpleaños este año en el cual jamás recordé estar, en un lugar que mucho menos recordé estar. Por supuesto negué todo ¡Pero era verdad! Estuve ahí y para probarlo, mi amiga me envió esta foto hace un rato, y yo la publico porque mi cara demuestra que soy un tipo inofensivo y bueno (y porque creo que es la única foto en el mundo en la que estoy más o menos presentable...así que háganse una idea. El frenesí también ha afectado mi memoria. ¡Oh Dios! )








1 comentario:

Adriana Menendez dijo...

Un amigo mío, Fernando Sánchez Sorondo, dice que "el escritor que no escribe hace literatura con su vida". Así que, escriba D'Onofrio, escriba y exorcise. Beso grande.